23.1.09

Todos necesitamos el reconocimiento de los otros. Debemos curar el odio.

Necesitamos el reconocimiento de quienes nos acompañan en la vida. Necesitamos simplemente una mirada cómplice, una palmadita en la espalda, un abrazo, un beso, unas palabras de apoyo.
Somos humanos y en esta vida actual es muy fácil conseguir críticas, insultos o lo que a veces es incluos peor, el silencio.
Un simple cardo, seco y muerto, puede resultar bonito, es cuestión muchas veces de saberlo mirar.
¿Por qué nos ofuscamos en sólo buscar los fallos de las personas y no ser capaces de agradecer el simple acto de acompañarnos?
¿Qué queda cuando se nos van los que creemos que nos molestasn?. El vacío, la nada. Y sólo se compensa si se llena de otras personas, que nunca sabemos si serán mejores o peores.
Sin duda los malos de verdad no deben estar junto a nosotros, pero los regulares si.

El miedo al paro y sobre todo a que se terminen las prestaciones.

Los datos sobre el paro en España todavía no son graves. Son simplemente datos fríos que dependen de cómo se comporte la economía.
En estos momentos las personas que acuden al paro son muchas más de las lógicas, lo que empieza a crear preocupación seria, pero todavía tiene el colchón social de la prestación del paro.
El problema serio vendrá si esta crisis dura en el tiempo más de lo que dure la prestación del paro. Y para eso hay que empezar a trabajar en dos direcciones. Una conseguir que la economía vuelva a sus números lógicos y por otra buscar soluciones para los problemas sociales que se van a producir.
Los más afectados van a ser personas de más de 45 años (con especial significado en parados de 50 años), las mujeres sin formación específica, los jóvenes sin experiencia laboral y quienes dependan de sectores en crisis como la construcción y el automóvil.
Los titulares duros de los medios crean más temor y con ello, mayor crisis. Hace ya mucho meses que avisamos que la mayor crisis se produce cuando se acompaña de miedo.
El Estado debe asegurar las jubilaciones para los parados con más de 50 años, a costa de modificar normas que les afectan totalmente en sus cuotas cotizadas.