21.1.09

¿Quien es el propietario del puesto de trabajo? ¿Qué podríamos hacer los trabajadores por nuestra empresa en tiempos de crisis?

Sospecho que algunos lectores, tras leerme, me insultarán, ya lo siento, a veces no sé explicarme bien.
El puesto de trabajo de cada uno de nosotros nos pertenece a nosotros, como nos pertenece el televisor del salón, el coche del garaje o el pantalón vaquero que llevamos encima.
¡Dios, qué comparación más odiosa!
No lo hemos comprado, es cierto, pero lo utilizamos y nos llena al menos el 25% del tiempo de nuestra vida adulta. El 40% si descontamos el sueño.
Pero no lo cuidamos tanto como al coche, seamos sinceros.
No estoy apuntando a la posibilidad de bajarnos los pantalones para cuidar el puesto de trabajo, nunca, tampoco nos los bajaríamos para cuidar nuestro coche. Estoy intentando decir que hay que ser más inteligentes emocionales con el puesto de trabajo.
Cuando en nuestras empresa se generaban grandes dosis de beneficios repartidos, léase los años 1996/2006, los trabajadores fuimos aguantando con silencio como los sueldos perdían poder de compra y el euro nos engañaba.
Todos en silencio.
Pero ahora que viene la crisis, sólo se nos ocurre como solución, ponernos gallitos en vez de darnos de bofetadas por no haber sido capaces de sembrar cuando había buen sol. Ahora con huelgas sólo conseguiremos despidos y ahorros de costes laborales.
Ahora no toca.
¿Qué toca ahora?
Pues de entrada analizar cada empresa, saber si nos están engañando o no, ver el sector y comparar, formarse más y exigir a los mandos intermedios más y mejor producción y a los gerentes control del gasto no productivo. Debemos prepararnos para cuando se atisbe la luz y entonces exigir. Debemos cuidar la calidad y ofrecer un producto excelente y apoyar sobre todo el mercado exterior, una de nuestras piedras en el zapato.
Y debemos afiliarnos a los sindicatos y cambiar a muchos de sus dirigentes, que se están convirtiendo –– ya lo siento ser tan duro –– en malos funcionarios que solo entienden de grandes empresas.

James Bond es de Madrid o cómo los servicios secretos de Mortadelo y Filemón se vuelven poco secretos

Leía hoy que si el País Vasco hubiera montado unos servicios secretos como los que se rumorea hay en Madrid, mandados no se sabe bien por quien, se hubiera armado una buena. Yo discrepo, simplemente serían más serios.
En Madrid han montado una agencia como la de Mortadelo, que de secreta tiene muy poco pues las grabaciones las han sacado hasta en la tele. No se puede confiar en agentes tan bufos porque al final la pían y salta todo. Hablan de que un fulano iba con unas bolsas y salió sin bolsas, y ahora todos se preguntan qué había dentro de los plásticos y quien estaba dentro de aquel edificio. Nada, tonterías para tener audiencia.
James Bond es un adicto a las porras con chocolate
Los españoles de pro, cuando viajan a otros países con bolsas, van de compras y a ser posible de rebajas. Otra cosa es quien paga las facturas. Por cierto que sabían incluso la habitación del hotel al que iba el susodicho. Si esto se lo comentan a Maigret, seguro que les pone sobre la pista. O incluso en caso de apuro, una llamada a Colombo y punto final. Yo, si fuera político, me pondría a temblar, pues como se ponga de moda, pronto veremos a los nuestros comiendo anchoas con los dedos o lo que es peor, colándose en la fila del Alcampo. Me han dicho que hace pocos días vieron a Biel quitando piedras en un camino de Ontiñena. Esperemos que no esté grabado.