26.12.08

Me gusta la economía. La economía sociológica.

La culpa la tienes tres decisiones en mi vida, que no siempre han sido tomadas por mi.
La primera es con 11 años, cuando en mi colegio del barrio de la Magdalena de Zaragoza fui el único que supo descifrar un problema Geométrico con una bisectriz.
El segundo motivo de ánimo fue la decisión bastarda de un socio mío, que me negaba información con la excusa admitida por mi en un ejercicio cobarde, de que sería empleada por mi esposa, cuando ella, todavía no es capaz de diferenciar un activo de un pasivo.
¿Existe la sociología económica?
La tercera decisión la tomó mi hijo, queriendo estudiar sin que nosotros le dijéramos nada, económicas, con especial deseo de hacerlo en el apartado de análisis económico.
Así que con estos pilares, aquí me encuentro, entendiendo, escribiendo y dando opinión, con ayuda, sobre una materia que deberíamos conocer muy bien todos, y que nos es escaqueada porque no interesa que sepamos todos de lo que sólo deben saber los “ricos” para seguir siendo ricos,
Me enseñaron de joven que la única manera para ser de izquierdas era saber que además de una filosofía era una manera de entender la economía, el reparto de los activos, la distribución de la riqueza, la separación de las clases sociales para que unos estuvieran encima y otros debajo. Ser de izquierdas era ser sociólogo y economista, ser cura y juez, ser humanista y filósofo, ser sindicalista y empresario limpio.
Me gusta la economía, lo siento.

Los precios de la vivienda de segunda mano

Como en todo proceso en el que el mercado es el que manda, los pisos viejos, en malas zonas, con deficiencias, sin todas las comodidades que hoy se requieren, sin garaje, interiores, pequeños, sin ascensor, en comunidades complicadas, lo van a tener muy mal para venderse.
Da igual el precio o la negociación. Cuando hay exceso de oferta y muy poca demanda, quien compara puede elegir y el precio es inevitalbe que baje y mucho.
Negociar a la baja sobre un 30% es algo lógico que incluso en algunos casos puede ser superado.
Si piden 180.000, el comprador ofrecerá 130.000 y esperará la respuesta. Pero los cazadores ofrecerán 110.000 y dejarán una tarjeta en espera de quien lo vende realmente lo necesite.
Todos hemos creído en el mercado, en las leyes económicas sin control, y ahora vienen los tiempos flojos que además aumentan mes a mes, porque el miedo no se ha sabido atajar.
Malos tiempos para vender, buenos tiempos para comprar.