12.11.08

Consejo para ser más feliz simplemente pensando que podemos

Somos lo que pensamos.
Si estamos todo el día dándonos pena, quejándonos, infravalorando nuestro poder, nuestra fuerza, al final seremos aquello que pregonamos.
Pero no porque seamos así, sino porque de tanto repetirlo, nos lo creeremos y actuaremos así. Actuamos según unos patrones mentales que nos creemos, no según lo que somos, porque elevamos o escondemos aquello que a fuerza de repetir, enseñamos a los demás.
Todos los que nos rodean, nos ven como nosotros nos mostramos, y así somos porque así nos ven, porque así decimos que somos. Si nosotros nos creemos una basura, todos los demás nos darán la razón y nos verán igual. No podemos increparlos, pues si nosotros somos capaces de engañarnos a nosotros mismos, más motivos tienen ellos para creernos, que simplemente nos ven, tal y como nos mostramos.
Somos aquello que queremos ser.
Somos lo que pensamos. Así que por favor, piensa en positivo, convéncete de que era muy valid@ y serás así.

Los derechos laborales en tiempos de crisis económica

Ahora que vienen fríos los vientos de la economía, ahora que las empresas amenazan con cerrar y de entrada despiden, nos piden a los trabajadores que admitamos como buenas las soluciones que hacen perder derechos, que nos llevan a sistemas de contratación de hace 50 años, y además nos amenazan de que es esto o el caos.
Ni puta idea.
En los años de reparto de beneficios, nadie se ha acordado de mejorar el mercado de trabajo. Digo nadie porque también incluyo aquí a los sindicatos.
No nos hemos dotado de unas normas laborales que pudieran prever esta crisis u otras, no hemos conseguido que el nivel de renta de los trabajadores sea aumentado al mismo nivel que el IPC, má con la entrada del euro que dividió por 1,66 toda la economía.
Ségolène Royal en Francia presenta una idea lógica.
“Hay que dotar al Estado de un carácter previsor, de mecanismos de seguro ante las crisis a costa de prepararse para ello cuando la economía está potente”.
Si, claro, es socialista.
Las empresas en este país están despidiendo sin control, no les preocupa para nada ni la indemnización ni el daño brutal en la economía que esto produce. Les da igual con tal de desmantelar lo que les ha producido beneficios durante años, porque saben que cuando vengan maduras pueden volver a montar con esos beneficios y ayudas que saben conseguir otras empresas.
Ahora a ellos les toca tomar los lunes al sol, pero dentro del yate.
A los demás nos toca la niebla y la fila del paro, la jubilación anticipada o incluso el hambre. Y encima nos piden que lo comprendamos.