28.10.08

No estamos locos. Simplemente es que es casi todo mentira.

Nos están mintiendo, queridos lectores.
La Bolsa en teoría es el mercado en el que se indica el valor de las empresas grandes, aquellas que deciden salir a cotizar, a ponerse a la venta de manera pública.
Todos en teoría pueden comprar acciones de las empresas que se ofrecen en Bolsa, y el precio de la acción debe ser el del valor de la empresa dividido por el total de número de acciones.
Pero como todo lo hemos manipulado, nada vale lo que se pide por ello.
Hoy por presiones especuladoras, Volkswagen vale 272.000 millones de euros.
Hoy todo el IBEX de Madrid vale 270.000 millones de euros. Por poner un ejemplo Telefónica vale casi 60.000 millones.
Esto quiere decir que quien tenga 60.000 millones puede ser el dueño absoluto de Telefónica.
Pero también quien sea el dueño de Volkswagen puede comprar cuatro veces y media toda Telefónica.
En dos días el precio de Volkswagen se ha multiplicado por cuatro.
Algunos pierden y otro ganan mucho.
Es todo mentira.

Casi nada vale lo que creíamos. El precio no es lo mismo que el valor.

El precio no es lo mismo que el valor, y en estos últimos años hemos asistido a un mareante juego de inflacción de los valores materiales y una deflación total de los valores inmateriales.
Era inevitable darse un tozolón inmenso.
Durante años, listos de brocha fácil cogían un cuadro de dos por dos metros, le añadían medio cubo de acrílico desde una cierta altura, eso si con cierto sentido del gusto gráfico para que quedara al menos agradable a la vista, y eso que no siempre lo conseguían y decían que aquello valía medio millón.
Y como eso casi todo lo que se pagaba con billetes excepto el trabajo.
Mal íbamos y muy mal acabaremos si no aprendemos.
Un cuadro es para colgar en la pared. Punto. Y lo digo yo que soy pintor y sé lo que cuesta ser profesional. Si, es también una inversión, pero como lo podía ser el macramé y no han decidido que así sea.
Creo que de esta crisis saldrán cambios importantes en nuestra visión de la sociedad, de sus trampas y de sus éxitos, del valor del dinero y de otras parcelas muy importantes de la vida.
Si no es así, ¡jodidos vamos!