22.10.08

Gran Hermano 10 consigue marear a la audiencia

Los constantes cambios de concursantes en esta edición de Gran Hermano 10, es un riesgo que espero estén midiendo bien los guionistas, porque si bien parece un juego perfecto de ajedrez en donde se pueden mover las fichas al antojo de la posible audiencia, el resultado puede ser tan mareante que fracase.
Los espectadores tienen en Gran Hermano a un concurso en donde los participantes son en realidad el alma del exito o fracaso. Esto lo saben bien todos. Y por eso cocinan las imágenes que nos ofrecen, para potenciar unas historias u otras.
Pero con el cambio tremendo de concursantes que salen y entran de historias, dejando algunas colgadas e iniciando otras nuevas con otros personajes, se puede conseguir de la audiencia lo contrario a los pretendido, que esta se canse y abandone el programa.
A la gente le gusta tener un referente personal en el programa, tener a unos concursantes como bueno y a otros como malos, y si estas historias ficticias, guionadas, se desmontan, se pierde la esencia de la fidelidad.
Estaremos atentos.

21.10.08

El representante del Orfidal

Hoy estaba el primero en la consulta del psiquiatra, y el representante del Orfidal ha intentado colarse. Son personas que viven de los enfermos, pero que los miran como por encima pues ellos siempre están de pie y nosotros siempre también, permanecemos sentados.
El guapo joven del Orfidal iba con una cartera de piel clara, repleta de folletos y cajitas planas hasta parecer embarazada (la cartera), mientras se sacaba una mano del bolsillo del pantalón y se acariciaba el pelo en un además de atusarse la figura en pos de no perder la imagen de "Representante del Orfidal".
Su traje era gris medio semi brillante imitando a seda, con una rayita fina rosa y otra amarilla, para dar alegría al gris. Su camisa magenta clara entonaba muy bien a una corbata blanco roto, que es un blanco algo sucio. Miraba, remiraba, adivinaba seguro, si los presentes éramos clientes o no del Orfidal, se contaba con los dedos del bolsillo su calderilla o sus llaves en un intento de calmar los nervios, tras el frenazo a su sonrisa que le atizó el psiquiatra en cuanto hizo además de meter sus zapatos negro charol en la consulta.
Me ha sorprendido lo mal planchada que llevaba el traje, tanto chaqueta por la espalda como pantalón en los interiores de las piernas. Igual es que se los ha puesto sin haberse calmado antes con unas pastillitas de Orfidal.