14.10.08

Los escritores y sus lectores también tienen días malos

Yo de niño admiraba a los payasos por varios motivos, pero uno que me impresionaba era saber, que aunque tuvieran un día fatal, triste, ellos hacían reir y continuaban con la vida detrás de una nariz falsa.
Los escritores diarios se deben a sus escritores, y a ellos no les importa nada si quien escribe tiene un mal día o uno peor. Esperan sus notas, sus apuntes y como ellos tampoco relatan sus problemas a nadie, no se intercambia vida.
El mundo es una gran mentira hecha a la medida de lo que se espera de él, no podemos permitirnos los temblores humanos del día a día porque eso a nadie le importa.
Hoy yo estoy flojo, muy flojo. Por varios motivos.
A nadie le importa esto, a nadie de vosotros, pero creo que sería bueno que todos fuéramos más humanos y pudiéramos con tranquilidad, relatar las debilidades y los malos días, sabiendo que enfrente se puede encontrar una mirada de comprensión.
Estoy seguro que mañana será un día mejor.

El futuro de la televisión en España

Sus más de 50 años no le garantizan el futuro, y la televisión como formato abierto está pasando por momentos de dudas, de análisis serios para adivinar su financiación futura.
Hay dudas de la calidad de la televisión del futuro, algo que ahora nos puede sonar a broma porque todos nos quejamos de la calidad actual. Nos puede parecer que nunca podría ser peor, pero en cambio si observamos cadenas y programas de países europeos con más años de televisión privada, podemos observar un caída de la calidad, ahora impensable.
Los programas se repiten, el amarillismo invade, se controla mucho el coste de las producciones, la publicidad llena todos los platós y programas tanto como anuncios directos como indirectos, se confunde cultura con aburrimiento.
El momento de la televisión actual en España es muy bueno, hay diversidad y dentro de ella, se puede encontrar calidad, el uso de la publicidad empieza a ser asfixiante, pero se soporta.
Faltan programas infantiles de calidad y culturales que además formen.
Se repiten formatos en las mismas horas para robar audiencias, pero siempre es mejor esto que observar programas sencillitos de debates con personas gratuitas, que invaden algunas cadenas europeas. Nada hay más barato que poner a personas con ganas de hablar delante de una cámara en un plató de cartón, durante horas aburridas. Y podemos caer en este problema.