1.8.08

Hablaba yo el otro día con el PSOE, cuando…

Hablaba ayer noche con un familiar del PSOE (si, tengo familia del PSOE, amigos madrileños Republicanos, aragoneses de IU y de CHA, buenos conocidos del PP, porque nadie es perfecto), hablaba decía, apoyados en una mesa y con un Viñas de Vero Blanco como compañía, de lo complejo que resulta para todas las organizaciones políticas, tener que decidir entre trabajar solo con arreglo a las ideas de sus militantes o si en cambio debe ampliar sus miras y dirigirse hacia sus votantes, hacia la parcela de la sociedad que le da vida.
Simplificábamos la duda entre si comunicarse para los afiliados o si comunicarse para los votantes.
Ambos dábamos distintos puestos de vista que se complementaban, lo cual es curioso viniendo de un familiar y además militante del PSOE, pero ya insisto, nada hay perfecto ni imperfecto del todo.
Y sin terminar casi de enfriarse en nuestras cabezas estas dudas, leemos la tontería (cuando menos) de un concejal de Gijón, hablando en una grabación en términos cuando menos asquerosos.
Está claro que en política hay que tener mucho cuidado con las palabras, porque no conocen contexto y los enemigos se las guardan en la cartera para sacártelas cuando a ellos les interesa.
Mis enemigos políticos deben tener una biblioteca con mis opiniones, que les debe incluso pesar, y eso que no me leen ni mis novelas cortas ni mis relatos negros.
Volvamos a la duda.
Un partido político no es una asociación política, no es una ONG de la sociedad, es una organización que cada 4 años se tiene que examinar (esto ya lo he dicho varias veces, creo que debo buscarme otra parábola, leeré la Biblia esta noche) y en ese examen, quien hace de jurado son los electores.
Luego si desea hacer un trabajo según su programa, debe ser admitido y aprobado por sus electores, nos guste o no nos guste. Eso no es necesario en un sindicato, en una asociación política, en una ONG social. Pero en un partido político si.
¿Pero cómo se puede convencer de algo tan obvio a los militantes de un partido que anteponen sus ideas políticas a los resultados, sin importarles incluso la supervivencia?
Ellos sin duda, son mucho más políticos que yo, son más puros en su trabajo político que yo, vengan del PSOE, de CHA o de IU, me da igual, de todos los sitios me ganan en claridad y en pureza, pero yo sigo defendiendo, solo y como D. Quijote a bastonazos contra el viento, que para poder hacer posibles mis ideas políticas y sociales, necesito que me den fuerza y respaldo, necesito tener poder aunque decirlo sea un pecado mortal.
Sin duda es muy posible que ellos tienen razón de ser, porque esa razón es la que les ha convencido para dedicarse a la política, pero quiero que me convezcan a mi de que yo estoy equivocado, solicito que me zarandeen para sacarme de mis errores de base, porque si no son capaces de convencerme, seguiré enrocado en el enorme error de que lo importante es alcanzar el poder, y para mi desgracia, cada vez estaré acercándome más a posiciones neoliberales. Y eso no lo quiero, porque me ha pillado ya muy viejo como para cambiar de bando.

El pescador que sabía esperar con paciencia

Hoy vamos a mostrar a un pescador normal ¿normal?.Esa persona que acude con suma paciencia a ponerse delante del río —su trabajo— convencido de que con sus artes será capaz de engañar o convencer a unos peces de su bondad para poder apoderarse de ellos.

Cree en sus posibilidades, en su técnica, en su superioridad contra unos animales a los que no ve mas que cuando ha conseguido el objetivo. Cree que es capaz de engañarlos. Cree en sus propias capacidad para lograr el éxito.

Pero sobre todo es una persona que acude día tras día al mismo sitio, esperando a que tenga éxito su labor, sabe que lo importante no es tanto lo bueno que él es, sino la persistencia, la paciencia y el trabajo del día a día, su dedicación a una labor que para que le reporte éxito debe tener tenacidad.

Sabe que con que acudiera al río unos instantes antes de que pasara por allí el pez con hambre, sería suficiente, pero como no sabe qué momento es ese, debe estar cuanto más tiempo mejor, pescando o intentándolo.

No está perdiendo el tiempo, aunque lo veamos sin moverse hora tras hora, quieto esperando. No está perdiendo el tiempo porque necesita la suma de todos los momentos para que le pille en su posición el pez con hambre que pasa por su lugar.

Puede estar muchas horas, pero si no está en el justo momento en que pase la presa, no habrá servido para nada todo su trabajo.

Sólo tendrá éxito si le dedica a la labor el máximo tiempo posible porque nunca puede determinar cual es el minuto bueno, la acción que desencadenará la consecución del objetivo.