25.3.08

En busca de los sabores perdidos

El fin de semana pasado tuve la oportunidad de volver a saborear productos que ya sólo estaban en mi recuerdo.
En un viaje familiar a Miedes (Zaragoza) se me dio a catar chorizo y longaniza hecho en casa, que es una forma de hacer los embutidos que ya no está de moda.
Yo donde más he disfrutado de estos sabores auténticos, es en Alagón (Zaragoza) y en Soto de San Esteban (Soria), pero esta vez volví a saborear esa longaniza con ciertos matices de canela que ya no se encuentra en ninguna tienda (o casi) y ese chorizo curado y seco pero no duro, que se rompe en la boca casi a la vez que se deshace. El truco es sencillo, carnes magras, curación sobre cañas al frío y especies naturales. Prohibido pensar en conservantes.
Porque para eso tiene siempre el aceite.
Unos trozos de esos embutidos, fritos en aceite de oliva y metidos en olla de barro con el mismo aceite a conservar en los meses de verano, son una delicia imposible de explicar.
Esta forma de conservar es muy sencilla, creo que ya viene de los romanos, y permite jugar con los embutidos, si se fríen en aceite con ajos, o si se embadurna por ejemplo unos lomos de cerdo con pimentón y sal para dejarlos unos días a secar antes de cortarlos y freírlos.
No pierdan nunca los sabores de viejo.

Zocos en Cataluña, ¿y en Zaragoza?

Si ustedes han viajado por paises árabes, habrán disfrutado de sus zocos, de sus mercados que te trasportan a la Edad Media, con sus olores, colores y bullicio.
Lugares recomendables sin duda, para perderse mentalmente.
Pero es posible que cerca de su casa, de su ciudad tenga ejemplos muy aproximados.
El Mercado de San Antonio de Barcelona es uno de ellos. Su anillo circular, sus pasillos cubiertos que le rodean, son, con sus limitaciones en cuanto a productos en venta, muy parecidos a los que puedes ver en un país como Marruecos o Túnez o Turquía.
Efectivamente no tiene comparación en cuanto a sensaciones, pero el contenido es algo circunstancial y temporal, porque el continente es muy similar. Conseguir un atractivo turístico a través de la reconstrucción de nuestros Zocos o Foros romanos (que fueron anteriores) es cuestión de decisión.
Todos conocemos las jornadas esporádicas que se realizan en las grandes ciudades, en donde se recrean mercados medievales. Pero nunca hemos planteado dejar uno de ellos de manera fija, como reclamo turístico.
En Zaragoza tenemos un ejemplar de Mercado Medievel, totalmente abandonado a su muerte lenta.
Se han realizado algunos intentos de mejora sin éxito.
El Mercado de San Vicente Paul, debería ser un elemento a rescatar, copiando ejemplos que ya hay en Londres, en París o en Barcelona por poner algunos ejemplos.