6.1.08

Las salas de cine

Sin casi darnos cuentas están cerrando las salas de cine de toda España. No, no soy un agorero que amplía algo que lentamente está sucediendo, simplemente es que tengo donde fijarme.
En los años 70/80 en cada barrio de una gran ciudad había al menos una sala de cine, cuando no dos o tres. Claro, los tiempos han cambiado pero no se han sabido adaptar a los cambios. Una sala de cine era algo más que un sitio para ver cine, un local para ver una peli. Era un pequeño centro cultural del barrio, un salón que muchas veces se utilizaba para otros menesteres, un lugar donde ir las tardes ociosas y vacías, el sitio a donde iban los novios o los amigos a pasar parte de la tarde.
Ahora todo esto se ha visto modificado.
La cultura es un tostón que no interesa, los novios tienen coche, los amigos quedan a las 11 de la noche, los vecinos no se reúnen nunca, y las pelis se ven en casa de maravilla. Llenas de anuncios, pero no importa porque la magia del cine ya no existe.
¿Es posible modificar estos hábitos?, pues no lo se, pero el camino no es el bueno.
Si las salas son cada vez más pequeñas, y las teles más grandes, lo tenemos mal.
Si en la sala de cine se oyen más ruidos que en casa, es complicado seguir un argumento.
Si el precio es más caro que otras alternativas de ocio, están perdidos los cines.
Si solo ponemos películas americanas y todos los cines cuestan el mismo precio, solo algunas salas y sesiones se salvarán y por poco tiempo.
Si los cines solo están en los Centros Comerciales, los convertimos en parte del consumo en general, y es una equivocación porque resulta más barato perderse por los pasillos del Hiper o visitando tiendas que pagando 6 euros por una película que nos pondrán en la tele o nos bajaremos de Internet en un par de meses.
¿Soluciones? Volver los cines a su sitio de origen, los barrios. Poner un precio distinto y diferenciar salas según tipo de cine, entregando en la entrada un pequeño folleto sobre la misma. Regalar al inicio de la película con la visión de un cortometraje o dos, para que el espectador vea que hay “otro cine posible”. Cuidar la sala en cuanto a comodidad, sonido, posibilidad de verlas en versión original o dobladas con cascos. Prohibir la comida de palomitas dentro de la sala pero tener una cafetería junto a ella para tal fin, para los que no quieran ver los cortometrajes o diferenciar horas de palomitas y horas de no palomitas. No repetir la misma película en los mismos horarios. Crear bonos de películas para una cadena de cine con precios sensiblemente diferentes. Y bajar los precios en general para que suban los clientes. Seguro que las cuentas saldrán mejor.
Eso o hacer cine para televisión y vídeo y seguir vendiendo las grandes salas para tiendas de moda.

Economía y vivienda

Dentro de los errores económicos de esta legislatura, está sin duda el trato que se ha dado a la vivienda, al acceso a la vivienda para toda una generación de jóvenes que se han quedado en el camino malo del trabajo sin poder ni incluso entamprándose toda la vida, tener su propio hogar.
La mala solución que en el año final de la legislatura se tomo por el Gobierno, es apoyar la idea de que los pisos eran caros, y que la burbuja inmobiliaria se iba a pinchar.
Este error, de libro, ha supuesto lo lógico, que las empresas constructoras y dueñas de los suelos libres, hayan decidido no construir pisos, porque les resulta mucho más costoso vender los ya construidos, en dentro de la famosa ley de oferta y demanda, ellos son la oferta y han decidido (de libro) no sacar al mercado nuevos productos y esperar.
Los consumidores por otra parte han optado por lo lógico. No hacer demanda de algo que se avisa que puede bajar de precio y esperar.
En este juego en que las partes toman posiciones, efectivamente el globo se pincha.
¿Quién sale beneficiado?, casi nadie.
¿Perjudicado?, la economía en general que se sustentaba en gran medida sobre una industria constructora, que tocaba techo.
Las medidas lógicas eran sacar al mercado muchos más pisos construidos, pero como VPO, realizados por empresas públicas o privadas concertadas y sobre suelo público en propiedad o adquirido.
La oferta hubiera crecido sin que se pudiera frenar por parte privada, y al sacar pisos a precio tasado si que hubieran tenido que bajar los ya construidos y los de segunda mano.
Porque el mercado de segunda mano se asienta casi en su totalidad en el mercado nuevo. Son pisos que salen a la venta cuando su propietario se cambia a uno nuevo mejor, más grande o diferente. Si esto no es posible por el endurecimiento de los créditos, por el frenazo en espera de una bajada de precios o porque están viendo una crisis económica que se viene encima, estos pisos no salen al mercado. Volvemos a no tener oferta. Y sin sobre oferta no bajarán los pisos.
¿Porqué se endurecen las condiciones bursátiles al crédito en vivienda? Pues porque los bancos venden dinero pero no pisos, porque ellos al igual que no les tiembla el pulso a la hora de embargar no lo desean hacer en abundancia porque se encuentran que sus activos con poco líquidos, no quieren inmovilizado, no quieren pisos, quieren cobrar lo que prestan con sus intereses, y como ante la subida del crédito ven que va a resultar complejo que todos se salven de la quema, frenan en la entrega de todo lo que se les pide, valorando a la baja el precio del piso y a la alta el riesgo de la persona, por lo que les solicitan lo imposible. Nunca antes había estado tan bien dicha la frase, de que hay que demostrar que no necesitas la hipoteca para que te la concedan.