30.10.07

El diálogo en el País Vasco, siempre mal entendido

Yo que soy amigo del diálogo, ver enjuiciar a varios políticos, algunos con mando en Plaza, por intentar conseguir la PAZ a través del diálogo con los ilegales, me parece una decisión terriblemente desacertada.

Pero es que yo no tengo ni idea, es que no se ni para qué hablo de estos temas ¿verdad?

No se porqué hablan los abogados con sus representados, los carceleros con los presos, los curas con los no cristianos, los ladrones con sus víctimas, los padres que están en una residencia con sus hijos, los trabajadores con sus jefes.

¿Que hay una enorme diferencia que se llama legalidad? Va, que va, no seamos tontos.

¿Metemos en la cárcel a Bush por haber hablado con Sadam, a De Gaulle por hablar con los alemanes cuando se rindieron, a Franco con Hitler cuando los dos iban de guapos?

¿Metemos en la cárcel al policía negociador que en cumplimiento de su trabajo habla con los secuestradores? ¿Sólo los jueces tienen legalidad para hablar con los terroristas?

Pues de maravilla.

¡¡Por favor, señores jueces, arreglen de una puñetera vez el problema del País Vasco!!!, ustedes al ser los únicos que tienen la legalidad de poder hablar con ellos tienen también la responsabilidad de hacerlo, porque sin hablar no habrá nunca rendición ni arreglo político.


29.10.07

Don Quijote podría volver a marcarnos el camino

Don Quijote era un tipo rebelde, pero no contra la sociedad, sino contra un tipo determinado de sociedad con la que él no comulgaba. No le gustaban los gigantes y mucho menos los fantasmas de carne y hueso que amenazaban con sus enormes brazos extendidos.

Una cosa es desobedecer, rebelarse contra todo, y otra muy distinta desear que se modifiquen las cosas que no gustan a costa de desobedecer las injusticias y rebelarse contra las autoridades no respetables.

No por ser autoridad se es respetable, se es si acaso potestado, con mando en plaza, pero de ahí a alcanzar la respetabilidad hay un gran camino. Por eso Don Quijote tenía razón, por eso le atacaban los tontos y los raros disfrazados de cualquier cosa.

Ahora asistimos a un tiempo en que no hay Don Quijotes con cojones en abundancia, si acaso buenas gentes que van en coche o en bicicleta. Pero como ir en caballo delgado y con hambre enjuta no hay nada. 


Por eso y porque creo en la rebelión tranquila —porque las tranquilas son las que más duran— estoy, fíjate tú que osadía, por recomendar el hambre como terapia alternativa a tanto sometimiento hipotecario.

Para mí… que leer tanto, me está volviendo lelo.