7.6.07

Niños y pájaros

Siempre que voy por Sevilla me acerco hasta las tapias de este colegio a leer su cartel de la pared. Es un pequeño icono como el del olmo de la entrada del cementerio de Soria con el poema de Machado.
Está el colegio en pleno Barrio de Santa Cruz, y se avisa, muy cerca del bar Las Columnas de las Cruces donde se puede perder el tiempo con todo tipo de tapas a precios muy recomendables. Es imposible no encontrarlo. Recomiendo las huevas a la vinagreta, la berenjena con miel, el pescaito frito, pero también las humildes sardinas fritas o unas patatas guisadas.

Información

Era un local cutre, ligeramente hundido en el suelo de la calle secundaria del centro de la ciudad y con aspecto de bar. Su barra era larga pero vieja y sólo un hombre con traje gris se apoyaba en ella junto a un vaso ya vacío de vino de polvos. Entramos con precaución, como se entra en estos sitios en donde sabes que te estás jugando la vida y miramos a los ojos del camarero con cuidado de no dañarle la autoestima, porque el local era de todo menos de lo anunciado en el cartel.
Dos trozos secos de tortilla esperaban un alma caritativa a ser retirados del plato escondido tras una vitrina manchada de polvo y humedad. Nunca hubiera permitido que mis amigos la probaran, pero si mis enemigos.
El calendario de la pared nos indicó claramente que no nos estábamos equivocando. Marcaba un año imposible.
--¿Es aquí donde se traspasa información entre partidos?
Los dos hombres del local me miraron con cara de sueño o de alcohol, pero sólo el camarero me contestó y con desgana
-- ¿Mandeeeé?