Las decisiones políticas no pueden gustar a todos. Incluso muchas veces ni a la mayoría ni a los propios votantes que te han elegido. Pero la responsabilidad y la información de que dispones te obligan muchas veces a tener que tomar camino en el cruce aunque algunos no lo entiendan bien.
Este fin de semana serán días de truenos aunque tengamos sol, porque está de moda intentar romper la armonía.
Mientras tantos los problemas de verdad, los que salen en las encuestas, seguirán en su mismo orden.
Nos seguirá dando miedo el terrorismo, tendremos dudas sobre la precariedad en el trabajo, sabremos que las hipotecas no solo dan miedo sino que además congelan a las familias en su desarrollo natural, y estaremos seguros que la educación no es la adecuada.
El político es un ave que se transforma como los camaleones según el entorno, algo lógico y de selección natural, pero a veces destaca por no querer ver el entorno y confundirse porque es daltónico.
1.3.07
28.2.07
Despedir a un colaborador
¿Alguno de ustedes ha tenido alguna vez que despedir de su trabajo a una persona?
No se lo recomiendo, es muy duro. Las personas que llevamos los departamentos de personal somos también eso, personas, y no existe una norma para afrontar el momento en el que hay que decir que se prescinde de los servicios de alguien con quien has estado un largo o corto tiempo y con el que ha existido comunicación.
Detrás de esa decisión se esconden muchas pequeñas alteraciones, para ambas partes. Hay familia a la que la persona despedida tendrá que explicar situaciones, hay una bajada de autoestima normal, hay una cierta rebelión interna que a veces se saca al exterior, hay unos derechos que nunca deben ser manipulados, hay unos compañeros de equipo que entenderán o no la situación y por consiguiente una bajada de la moral en todos ellos, hay una sustitución en muchos casos que te llevará a un riesgo pues hoy en día es muy complicado encontrar gente preparada que esté sin empleo, etc.
Es cierto, sin duda, que la persona más damnificada es la que sufre el despido, pero a veces puede servir de revulsivo para encontrar un empleo más eficaz en sus lógicas aspiraciones de intentar ganar siempre un sueldo mayor. Tener en las organizaciones a gentes que no encajan perfectamente supone tenerlas por debajo del sueldo que posiblemente se merecerían en un puesto más acorde con sus posibilidades.
No se debe tomar el despido como un drama, sobre todo si se es joven sino como una posibilidad de cambiar la vida y de buscar alternativas mejores. En nuestro país esto cuesta mucho porque no estamos en nuestra cultura social acostumbrados al cambio, pero en otros países el cambio supone siempre una nueva ventana que se abre.
Un beso Rebeca.
No se lo recomiendo, es muy duro. Las personas que llevamos los departamentos de personal somos también eso, personas, y no existe una norma para afrontar el momento en el que hay que decir que se prescinde de los servicios de alguien con quien has estado un largo o corto tiempo y con el que ha existido comunicación.
Detrás de esa decisión se esconden muchas pequeñas alteraciones, para ambas partes. Hay familia a la que la persona despedida tendrá que explicar situaciones, hay una bajada de autoestima normal, hay una cierta rebelión interna que a veces se saca al exterior, hay unos derechos que nunca deben ser manipulados, hay unos compañeros de equipo que entenderán o no la situación y por consiguiente una bajada de la moral en todos ellos, hay una sustitución en muchos casos que te llevará a un riesgo pues hoy en día es muy complicado encontrar gente preparada que esté sin empleo, etc.
Es cierto, sin duda, que la persona más damnificada es la que sufre el despido, pero a veces puede servir de revulsivo para encontrar un empleo más eficaz en sus lógicas aspiraciones de intentar ganar siempre un sueldo mayor. Tener en las organizaciones a gentes que no encajan perfectamente supone tenerlas por debajo del sueldo que posiblemente se merecerían en un puesto más acorde con sus posibilidades.
No se debe tomar el despido como un drama, sobre todo si se es joven sino como una posibilidad de cambiar la vida y de buscar alternativas mejores. En nuestro país esto cuesta mucho porque no estamos en nuestra cultura social acostumbrados al cambio, pero en otros países el cambio supone siempre una nueva ventana que se abre.
Un beso Rebeca.
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