Usted desea saber más de nosotros, lo intuíamos, pues no se apure, se lo vamos a contar, faltaría más.
Somos gentes de Aragón, un país de esta España compleja pero a veces incluso acomplejada, que no es capaz de asumir que dos más dos pueden ser más que cuatro.
De un barrio de la márgen izquierda de una ciudad grande que sueña.
Uno de nosotros tiene más de cincuenta tacos pero el otro está de buen ver y no llega a la veintena, que es una edad medio loca, medio maravillosa.
Somos personas cabreadas, sarcásticas, duras como el sol de agosto, impresores y diseñadores, fotógrafos y economistas, cocineros y escritores, traductores de libros y poetas que no saben escribir, bebedores de Jack Daniel's y de combinados sin alcohol, políticos de variado pelaje y soñadores de vidas libres.
Somos viajeros de todo lo que se nos presenta a tiro, amigos de poca gente para nuestro gusto pero amigos profundos. Amantes de la paz y de la libertad, de la justicia y de las injusticias, porque entendemos que dentro de ellas hay personas que tal vez necesitan un abrazo, de lo que no se ve y de lo que no nos quieren enseñar.
Somos pequeños imbéciles que disfrutan escribiendo y desnudándose, gritando a ninguna parte, volando con los dedos y el teclado.
Somos tú, porque ahora nosotros somos la voz de cualquiera que también esté loco, estamos dentro de tu casa. No tengas miedo, nos iremos en cuanto tú quieras que nos vayamos.
15.8.06
10.8.06
El valor de reclamar de los servicios malos
Hoy el Catedrático de Economía de la UB, D. Germà Bel publica en "El Periódico de Cataluña" un interesante artículo sobre el derecho y el valor de reclamar en los servicios que recibimos, cuando no son de nuestro agrado.
No se trata de ser unos toca narices, pero si de cuidar la calidad de los servicios que cada día son menores, por mor de reajustes de plantillas, de peor calidad humana y profesional en las personas que nos atienden o por ajustes de costos en los servicios.
Los servicios públicos deben tener que escuchar nuestra voz cada vez que algo creemos que no funciona bien. Ser lógicos en nuestras quejas, pero ser.
Y en los servicios privados la libertad de elegir tiene que ser nuestra mayor arma a la hora de quejarnos, sin que por ello no dejemos de informar a los responsables nuestra queja verbal y por escrito en hojas de reclamaciones si fuera necesario.
No se trata de ser unos toca narices, pero si de cuidar la calidad de los servicios que cada día son menores, por mor de reajustes de plantillas, de peor calidad humana y profesional en las personas que nos atienden o por ajustes de costos en los servicios.
Los servicios públicos deben tener que escuchar nuestra voz cada vez que algo creemos que no funciona bien. Ser lógicos en nuestras quejas, pero ser.
Y en los servicios privados la libertad de elegir tiene que ser nuestra mayor arma a la hora de quejarnos, sin que por ello no dejemos de informar a los responsables nuestra queja verbal y por escrito en hojas de reclamaciones si fuera necesario.
En todas las empresas de atención al público hay un responsable, y podemos pedir el nombre de la persona que nos ha atendido para quejarnos de ella a su superior, además de existir la posibilidad de que solicitar hojas de reclamaciones oficiales para que quede constancia en consumo nuestra queja.
El silencio es la peor de las soluciones.
El silencio es la peor de las soluciones.
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