1.8.06

¿Ustedes tienen pueblo? Qué suerte

Yo no he tenido nunca pueblo mío, y eso es una pérdida mental importante, se lo aseguro. Mi padre tenía y de pequeños nos llevaba a veranear cuando los meses de fiesta escolar lo permitían. Aquellos contactos con las gallinas, con los cerdos y el burro, aquellos viajes en remolque a segar o a trillar y aquellas meriendas en el campo no se olvidan jamás. Era otro mundo lleno de otra vida.

Aquel ir a pescar cangrejos, perdernos por el soto escuchando los ruidos de los zorros o empezar a entender las diferentes hierbas que da el campo, es una escuela de vida increible.

Los pueblos se están quedando vacíos, incluso en silencio diría, y con ellos perdemos una manera de vivir, de entender los tempos de las cosas que nunca más sabremos recuperar. Vacíos sobre todo de actividad natural, aunque los fines de semana se llenen de personas que quieren descansar o cambiar.

Aquellos sabores y olores, aquellos frescos a la caída del sol con olor a hierba o aquellos crepitares de las ramas en la hoguera mientras esperaban las sardinas, quietas ellas porque ya no se enteraban y las bocas se llenaba de vino clarete en porrón…, no se repitan tanto, porque no hemos sabido elegir bien.

¿Recodáis el sabor del chorizo de olla o del cocido con bola o de los torreznos bien fritos y crujientes? ¡Qué suerte tenéis, puñeteros, si todavía podéis vivir algunos momentos así!

31.7.06

En economía hay que estar contentos y consumir mucho

El tipo de referencia Euribor ha subido en este año 2006 hasta el 3,546%, algo que siendo bajo todavía, se aleja de aquellos 2,16% de hace un año.

Se ha estado avisando —como para curarse en salud las autoridades que provocan en cierta medida los consumos excesivos y los endeudamientos más altos de los que cada familia son capaces de soportar— que este movimiento de laboratorio económico va a ir produciéndose al alza, y que la subida de tipos de interés seguirá subiendo un tiempo que no se atreven a diagnosticar.

Será hasta que ellos quieran, como lo fue la caída.
Pero en estos juegos económicos que los consumidores de la calle no dominamos, hay familias enteras que no han podido decidir libremente QUE NO. 

Hay sobre todo una generación de jóvenes que se han tenido que endeudar para poder tener un hogar y empezar una nueva vida emancipada de sus padres.

Muchos de ellos no saben como juegan los banqueros a cobrar, no van a poder decidir en qué momento tendrán que volver a dejar de consumir.

Yo les digo que no se preocupen tanto, que la sociedad les necesita.

Claro, si, les necesita como consumidores, así que tendrán que seguir estando en la rueda del compro y vendo. Es posible que ahora les toque vender, pero seguirán cogidos. No se me enfaden, porque eso es malo para el sistema, hay que seguir optimistas y tienen que estar alegres. 

Pueden ser que pobres, pero al menos contentos. Que hay que consumir y mucho. Si no todo esto les falla.