En general, en España no queremos hablar de lo que sucedió en el año 2020 en todo el mundo, pues intentamos olvidar siempre lo malo. Y lo del COVID fue una patada en los riñones de toda la sociedad, y sin saber todavía los motivos reales de su inicio.
Hay demasiadas cosas que no sabemos, pero ya nos da igual. Hubo excesivos errores sociales que nos marcaron y que cinco años después algunos de esos fallos, todavía arrastramos. Y nos da igual.
Hablamos mucho de las barbaridades que sucedieron en las Residencias de Ancianos, tremendo y en parte todavía oculto. Pero cerrar los colegios y universidades tanto tiempo fue un gran error que todavía pasa factura.
Centrarnos demasiado tiempo en el contacto como medio de contagio, cuando era un virus que se propagaba por el aire, costó contagios mantenidos, y soluciones que no se tomaron en su momento.
Alrededor del COVID surgieron sin darnos cuenta, excesivos jetas y ladrones, chupópteros del negocio fácil, gentes sin escrúpulos que no miraban los muertos diarios. Hoy se esconden. La Justicia es muy lenta.
En Sanidad surgieron dos tipos de profesionales. Los que dieron el 200% de lo que podían, hasta caer en la extenuación y el agotamiento, y los que se empezaron a esconder detrás de trucos y tratos. Y eso queda mal decirlo, pero es verdad pues lo viví desde dentro. Si miramos algunas estadísticas lo entenderíamos mejor.
Es cierto que el miedo es incontrolable, y que cuando estás dentro de ese miedo no debe ser criticado el que te inunde. Yo no lo critico. Simplemente lo pongo sobre la mesa.
Pero nuestro Sistema Sanitario, de los mejores del mundo sin duda, pero que arrastraba desde hacía años un déficit de futuro, empezó a resquebrajarse.
Hoy, cinco años después del COVID no somos mejores. Hemos perdido valores y no hemos ganado ninguno. Nuestra economía micro y macro se ha movido y no para mejor. Hemos perdido parte del valor que tenía la escuela entre los jóvenes. Perdimos a un gran número de personas ancianas y débiles en una soledad que nunca se merece nadie.
Pero curiosamente ni las Residencias de Ancianos han mejorado, ni lo ha hecho la Sanidad, ni somos más felices tras aprender de nuestra fragilidad, ni entendimos bien lo que había sucedido.
Hay teorías que se mantienen en el tiempo sobre el inicio del COVID, todas apuntan a una ciudad en concreto, incluso a una serie de ejercicios nunca desmentidos. No debieron ser los murciélagos ni los pangolines, casi seguro que fueron los humanos, según análisis bien secretos hechos en varios países y a veces publicados a medias.
Y eso se podría volver a repetir, lo que es muy grave mientras no seamos capaces de controlarlo y de conocerlo al menos.