En una entrevista que le han realizado a un (casi) menor de edad junto a otros soldados ucranianos que manejan drones militares, pequeños y casi de juguete, uno siente, que ante la eficacia de la guerra actual nos estamos volviendo sumamente peligrosos de cara al futuro.
Este joven decía que había matado ya a más de 500 soldados rusos, que él, como si estuviera en un videojuego, con sus gafas de realidad virtual para verlo todo de cerca, le lanzan drones con armas al aire, sobre las zonas fronterizas del conflicto, en busca de soldados enemigos. No son grandes drones.
Y sin moverse del sillón dispara en cuanto tiene a tiro a las personas, sin moverse de su mesa y teclado, muy similar a como haría ante un juego de PlayStation. Las personas atacada tienen cada pocos metros unos refugios escarbados en la tierra, para esconderse. Si no lo escuchan, están perdidos.
Es tremendo escuchar la técnica de matar, según él, para defender a su familia, a su hogar, alentado y dirigido por tropas regulares. Es la guerra, no soy tan pardillo como para no saber que en las guerras se mata.
La pregunta que me hago, es dura. Este joven saldrá de esta. Casi seguro. Aprendido y maltratado por su propia realidad vital
¿Y cuál será su forma de pensar, de comportarse dentro de 10 años, de 20 años? ¿Qué le podemos pedir a este joven soldado cuando vuelva a su vida civil?