13.2.25

Sacar la mano a pasear. Juicios anormales


O que determinadas comidas a cuenta de la Federación y el partido cuestan más que lo que come un agricultor de Javalambre durante un año.

La fuerza se pierde por el pico, Rubiales. Parece que seas producto de una serie de plataforma que se podría llamar como remake “Mi marido me pega lo normal”, expresión demasiado manida en los años 80. También parece que los cutres de las redes de facturación que no saben ni la u, como tururú, saben más que tú. Y que tú, y que tú… Y que no terminó la cutrez cuando se pinchó la burbuja inmobiliaria, sino que cada generación tiene su afán y sarpullido. Es que de lo contrario, si no fuera por la movida de trincar 4.0, no os querríais ni presenta a nada. 

Así tu juicio, según diversas fuentes autorizadas es desde innecesario a ejemplificador porque sí es en todo caso circense, pero lo que vemos que supone en gratis y prime time es un meneo de dinero público no equivalente a que casos de violaciones se resuelvan solamente con una vista pública o evitar que se cierre la tienda-bar de Bello, Gallocanta, por falta de clientes. Allí sí que se aplica estirar la eficacia y la eficiencia.

Los ciudadanos tenemos más conciencia en imágenes, si nos da por ver esa serie o película, de los intentos de manipulación de un jurado americano en “Doce Hombres sin Piedad” –para mí la mejor cinta sobre juicios de la historia y obra maestra del prolífico Lumet- o del show estirando el chicle de la moral del histriónico y ladino abogado que representa sir Charles Laughton en “Testigo de Cargo” –la canción triste cinematográfica de Billy Wilder- que de cómo se comportan los jueces y fiscales españoles en acción, los del tercer estado y todos lamentables. Salvo en los pleitos con alarma social en que se convierten al borde de la jubilación, con más espolones que el gallo Claudio, en jueces estrella y los nihilistas de la desigualdad libertaria les hacen la ola. Cuando como actores serían candidatos a salir con sus preguntas rasposas en la siguiente edición de Torrente.

Vemos que las juezas, juezos y hasta jueces patrios –menos los catalanes que ya sabemos que serán franceses en su charme- gozan en su chiringuito de cierto sentido de la realeza. Esa una forma de repantigarse en los estrados, la conciencia de estar por encima de todo interrogando que da hasta miedito y los aproxima al juez Holden de “Meridiano de Sangre”, obra cumbre de Cormac McCarthy que releo cada cinco años. 

Para recordar que el fatalismo y aburrimiento de la vida se puede controlar por la violencia y la arbitrariedad o no judicial, siempre revestida de aristocratismo y clasismo. Dando a quien pueden, siendo palomos con quien deben, porque es bien sabido y ya lo dijo Confucio que los problemas se agolpan a la puerta de las viudas.

Así se ciscan en la ley porque no les gusta. Y al oeste del Pecos o al sur de la macro cárcel de Zuera, la interpretación la hago yo, aunque sé bien que estoy afuera, pero sigo siendo el rey.

Pero la vida es desigualdad, a Aragón no le llega la sangre a los riñones ni aunque se tuviera en cuenta de forma efectiva la despoblación aragonesa. Ya no es un problema de población, se van a morir las instituciones de derecho foral aragonés por falta de usuarios y los ayuntamientos en que se organizó desde el Medievo una vida desde abajo, no como los actuales que no tienen sino la libertad de padecer las leyes del rey o reyezuelo. 

Nadie imagina que un conjunto de mercaderes y vecinos levantara hoy los ayuntamientos renacentistas de Uncastillo, Tarazona, Mesones de Isuela, Monzón, Valderrobres o incluso Bielsa, piedra a piedra de libertad hecha derecho.

Mientras consumimos recursos en mega juicios televisados porque existe una cultura popular de ver bien el castigo merecido cuando se imputan hechos que todos podamos entender. Dado que el enemigo del pueblo siempre es quien sabotea la estabilidad social, sin que dicha cualidad la padezcan jueces ni políticos hasta su derrota final.

Rubiales es evidente que se pasaba de yang, de actividad, de sentido de la penetración figurado y real, de demasiada obsesión por lo pequeño y lo grande pues en todo sentía que iba a comisión. Todo le tenía que ser recompensado y sin su pequeño gran pico que cambió la historia de la micro humanidad, allí lo seguiríamos teniendo.

Tuvo destreza en crear y alimentar una red de contactos, pero el pájaro sacó la cabeza (su doble cabeza) y por destacar le han pegado un tiro. Por eso el juez se aburre de tanta hipocresía en los testigos para luego tenerlo que absolver. Y eso que está mereciéndose, porque solamente en los problemas es él y el resto le deja vacío, que le condenen por farute y venido arriba.

Ante Rubiales o Koldo, cualquier intelectual es un inútil resabiado porque el poder en la vida lo tiene el que decide los precios. Así lo creen, lo piensan y lo practican. Incluso aunque se tildan de socialistas, son devotos de Confucio: la vida es desigualdad con orden y, aunque lo haya condenado de Franco, aquí mando yo.

A escala planetaria, los que ponen precio y relato hoy son Trump en relevo de Putin y el imperio central, del sol intermedio, propietario de las tierras raras. No descartemos que hablen por detrás aunque nos vendan lo contrario.

En el go una pieza marginal cambia el juego más que en el ajedrez. El azar y la apuesta, pero tú ya has perdido, Rubiales. Has perdido la apuesta, y el resultado nos da igual. Has tenido, por hortera, la suerte del melocotón.

Manda el juez cheli y lo sabes, te acaban de pasar por la piedra por tu gusto de sacar la mano a pasear. Aviso para caballeros: no se debe mirar si no es conforme con los ritos. A eso se le llama estar a la altura de tu cargo representativo. 

Tú vivías con pasión, parabas el tiempo y fuiste inmortal. Eso está reservado a los transidos por la divinidad con sucursal en la tierra, maestro.

12.02 Luis Iribarren