No había dudas en el mundo de que la llegada de Donald Trump a la presidencia de los EEUU iba a ser un punto de cambio en las políticas de este siglo XXI. El papel de estos cuatro últimos años será para intentar pasar a la historia, aunque ahora no sepamos si en plan positivo o negativo, y menos todavía de qué manera influirá en Europa que es donde nos encontramos.
Las decisiones primeras, a veces atropelladas y otras contundentes, auguran unos tiempos complejos, osados, disruptivos y con cara de mala hostia y poder absoluto. Pero eso sin duda logrará unas reacciones que no siempre veremos con buenos ojos. El mundo tampoco está por la labor de decir a todo amén jesús. Y no hablo ahora de Europa, sino de por ejemplo China y su grupo de poder afín.
Las nuevos aranceles contra México, Canadá o China son impuestos que recaudará los EEUU obre lo que vendan estos países a los mercados americanos. Los norteamericanos verán aumentados los precios en esos 25% cuando vayan a comprar productos de México o de Canadá, y de momento en un 10% los de China.
Queda en vísperas lo que sucederá con los precios comerciales de Europa. Los EEUU aplican un recargo o arancel a lo que entra, y ese dinero se lo queda el Gobierno americano, mientras que las luchas comerciales entre productos propiamente americanos y el resto se igualarán.
Comercialmente saldrá más caro adquirir algo mexicano o canadiense de lo que era ahora. Y el consumidor americano de los EEUU dudará entre comprar algo de estos países o de los propios EEUU. Parece interesante visto desde la perspectiva simple.
Como es lógico, estos países en sus relaciones comerciales harán lo propio. Si les interesa. Y se entrará en una Guerra Comercial y en una bajada de la Globalización Comercial. Suena hasta bien, pero en estos momentos es un riesgo de recesión, de aumento de la inflación, y de tensión comercial añadida.
Los aranceles que Estados Unidos impone a México, Canadá y China (de momento) tienen como objetivo principal proteger la industria nacional estadounidense y reducir el déficit comercial con México. Sin embargo, estas medidas podrían tener consecuencias negativas para ambos países y afectar a los consumidores de ambos lados de las fronteras.
Los aranceles se irán aplicando a todos los países, entre todos los países, e inevitablemente entraremos en periodos de negociaciones en donde se rebajarán y aumentarán según productos. No serán siempre aumentos lineales, sino selectivos, según lo que interese a cada país en la negociación.
Los aranceles son medidas que aisladas no son mucho, de hecho y sin darnos cuenta, los grandes supermercados en España lo hacen cuando ellos quieren con los productos que ellos quieren. Tienen márgenes suficientes para jugar con un 25% de subidas y bajadas. Y nadie decimos nada. Excepto que optemos por no consumir lo que ha subido ilógicamente de precio.