8.1.25

El mundo al borde del abismo: Desafíos y oportunidades en el siglo XXI.


¿Alguna vez te has preguntado cómo será el mundo en otros 25 años años, hasta llegar a la mitad del siglo XXI? Ahora estamos acabando el último año del Primer Cuarto del Siglo XXI, un buen espacio por delante para hacer balance teórico, y sobre todo para intentar adivinar qué nos espera (les espera) a los que pulularán por este mundo en el Segundo Cuarto de este Siglo. 

Vamos avanzando en los años y como van sucediendo cosas sin frenarnos, pero sin dejar de interactuar unas con las otras, vamos acumulando cambios, acciones mundiales que si nos van cambiando, y que incluso observadas desde el punto de vista más ordinario, nos parecerían que ya llevan con nosotros “desde siempre”, como por ejemplo la IA o las Guerras nuevas de Oriente Próximo o Medio. 

En la primera semana de este Fin de Año entre el 2024 y el 2025, para que no se nos olvide que dentro de un año cerraremos la puerta al Primer Cuarto de Siglo, hemos tenido diversos atentados islámicos, no sabemos bien de qué forma coordinados entre ellos, que nos han obligado a pensar que aquello que sucedía en el Siglo XX o principios del Siglo XXI, no está acabado.

Los acontecimientos de los últimos años sugieren que estamos presenciando un punto de inflexión en la historia. Al igual que en la década de 1930, el mundo se encuentra en un estado de gran inestabilidad, marcado por conflictos geopolíticos, crisis económicas y cambios sociales profundos. Los desafíos actuales, como el cambio climático, la desigualdad y la polarización política, plantean una amenaza existencial para la humanidad y requieren una respuesta global coordinada.

Tras el atentado contra un mercadillo de Navidad en Magdeburgo (Alemania), han llegado de momento (escribo esto el día 2 de enero) dos atentados en Nueva Orleans y Las Vegas en los EEUU con varios muertos, producidos por militares americanos que parecen haber abrazado al islam de forma secreta. Disimulan su islamización, para no se detectados, pero atentan contra los valores occidentales. 

Y todo a escasas semanas de que Donald Trump tome el día 20 de este mes las riendas de su EEUU y por segunda vez tras una parada de cuatro años, sin que sepamos si vuelve igual que antes, más radicalizado o con ganas de pasar a la historia de una manera o de otra. Las declaraciones de estos días previos dan como poco respeto por no decir miedo.

No hace ni un mes que Siria decidió expulsar al régimen de Bashar al Assad tras medio siglo de estar gobernando con mano de hierro y llena de sangre, entre su padre y é mismo, un país clave en el tablero de Oriente. Y a su vez seguimos con las Guerra de Israel contra los palestinos de Gaza o de Cisjordania, contra Irán y Yemen, con incursiones militares en Líbano y Siria, a la vez que Turquía asciende en poder en la zona, todo producto de una mezcla explosiva en donde no hay que olvidar el papel de Rusia tras invadir Ucrania y en donde se siguen matando los unos y los otros con el aderezo de nuevas armas y el apoyo a Rusia de Corea del Norte con soldados que han ido a apoyar militarmente a Rusia. 

Por cierto, tampoco Corea del Sur, “La Buena” se libre de las tensiones tras unos episodios nada claros de Estados de Alarma con destituciones judiciales de sus Presidentes, mientras algunos aviones de pasajeros caen víctimas de ataques sin aclarar en territorios rusos, aunque fueran de Azerbaiyán. ¿Y China qué dice de todo esto? ¿Y la Unión Europea existe?

Es como si deseáramos terminar este Primer Cuarto de Siglo de forma urgente, negativa, violenta, sabiendo y admitiendo que vamos camino de cambios profundos en el mundo, recordando que algo similar empezó a fraguarse en la décadas de los años 30 del siglo XX para acabar casi dos décadas después, de la forma en que todos conocemos. 

Se asemejan bastante algunas situaciones, se imagino uno que dentro de un par de décadas los líderes del Mundo serán otros, posiblemente ya no los EEUU ni Europa, y que definitivamente tanto China como algunos países emergentes empezarán a tomar posesión de otro tipo de poder, siempre que no se equivoquen en sus decisiones interiores.

El mundo se encuentra en un punto de inflexión, marcado por una creciente inestabilidad y profundos cambios sociales, económicos y políticos. Los desafíos globales, como el cambio climático, la desigualdad y la polarización política, exigen una respuesta urgente y coordinada por parte de la comunidad internacional.

¿Y la economía cómo se está comportando en estos años? ¿Está excesivamente mantenida de forma artificial?

Pues depende de en donde te encuentres. Como es lógico suponer hay países muy pobres, sociedades que están funcionando muy mal, la inmigración desde África hacia Europa va en aumento, mientras que la Unión Europea se dedica a jugar con sus deudas, sus liquideces artificiales moviendo préstamos que posiblemente nunca s devolverán entre países pues da la sensación de que ya no hay países emisores y por ello no existen países que deban dentro de la Unión Europea a otros países. 

El Banco Central Europeo (BCE) es el encargado de definir y aplicar la política monetaria única para todos los países de la zona euro. Y el BCE utiliza diversos instrumentos para influir en la liquidez de la economía, como las operaciones de mercado abierto, las facilidades de depósito y las facilidades marginales de crédito. Estos instrumentos permiten ajustar la cantidad de dinero en circulación y los tipos de interés. El BCE ofrece a los bancos comerciales la posibilidad de obtener liquidez a corto plazo a través de una facilidad de crédito marginal. Esto permite a los bancos hacer frente a cualquier demanda inesperada de liquidez.

Pero a la vez los bancos comerciales de la zona euro de cada país están obligados a mantener una determinada proporción de sus depósitos en reserva en el banco central nacional, de su propio país. Estas reservas sirven como colchón de liquidez y garantizan la estabilidad del sistema financiero. Digamos además que la Unión Europea ha establecido diversos mecanismos de solidaridad financiera, como los fondos estructurales y de inversión, que implican transferencias de recursos de los países más ricos a los más pobres.

Aunque no se trata estrictamente de deuda, estos mecanismos crean interdependencias financieras entre los Estados miembros. Y con ellos se permite jugar a dotar de mecanismos de liquidez sin que sean contemplados como deuda. El BCE, como Banco Central de la zona euro, juega un papel crucial en la gestión de la deuda soberana de los países miembros. A través de sus operaciones de mercado abierto, el BCE puede comprar deuda pública de los gobiernos europeos, lo que ayuda a reducir los tipos de interés y a facilitar la financiación de los déficits públicos. 

Sin embargo, el BCE también tiene límites en su capacidad de intervención, ya que su mandato principal es mantener la estabilidad de precios. Mientras se logre controlar los IPC de toda la Zona Euro, se permiten más o menos juegos de liquidez que no siempre son como hace unos años, deudas brutales y crecientes de los propios países.

Hoy la llamada prima de Riesgo de España está en un valor de 69, y su punto máximo lo alcanzó en el año 1992 cuando estuvo en 668. En este 2024 que hemos acabado la Prima de Riesgo en España ha bajado 27 puntos lo que nos indica que se cree en la economía de España y el resto de países están dispuestos a fiarse de la economía española. En realidad es un valor teórico, pues analiza la diferencia entre la rentabilidad del bono español a 10 años y el bono alemán a 10 años. Abajo vemos algunos países.

¿Importa en este final del Primer Cuarto de Siglo XXI la marcha de la economía? A la inmensa mayoría de los ciudadanos sí, le importa y mucho “SU” propia economía, la microeconomía familiar, y casi nada la macroeconomía europea. Es la realidad por falta de información y educación perfectamente planificada para que así sea. 

Pero por ese tipo de Economía que no queremos que nos interese, se mata, se invaden países, se destruyen sociedades. Por esa macroeconomía escondida se mueven las historias y los poderes cíclicos.

Podríamos decir sin equivocarnos mucho, que asumiendo que existen los Ciclos ondulantes ante la historia, las situaciones que suben o majan de forma cíclica y repetitiva desde hace muchos siglos, ahora estamos en la parte baja de uno de esos Ciclos ondulantes. Todos ellos se han ido comportando igual a lo largo de las Historias de la humanidad. Vamos ascendiendo desde el infierno de una guerra o una gran crisis, ascendemos en Paz, alcanzamos el cenit de ese Ciclo de periodo de bonanza, nos asentamos en una meseta que puede durar años, y empezamos a bajar lentamente pero sin freno. 

Al llegar abajo se produce una caída profunda, una crisis tremenda que nos lleva a una guerra que cambia paradigmas, para tras un breve periodo de tiempo que puede durar años, volvemos a reconstruir el ascenso. Ahora, en estas décadas ya gastadas del Siglo XXI hemos ido bajando y no sabemos muy bien si ya estamos abajo o si estamos tocando fondo. Cada pocos meses las guerras se nos multiplican.

En estos momentos estamos pendientes de los deseos de China por apoderarse de Taiwán o no, pues por ganas no es, y por los posibles preparativos militares de la gigante China trabajando en la construcción en un año de un millón de drones militares. ¿Para qué los quiere? 

Pero en su cercana Corea del Norte, hasta hace muy poco un territorio oscuro y tapado, militarmente muy provocador pero interiormente cerrado a todo intento de verlo tan siquiera, ya se detectan aperturas de ventanas para intentar hacernos convencer al mundo occidental que es un país como otro cualquiera, pero comunista y capaz de influir en el mundo. Hablamos de 26 millones de habitantes, que sin ser muchos, todo depende de lo alienados que se encuentren y de las órdenes que reciban.

En el otro lado del mundo, cercando las fronteras de la Europa occidental, tenemos serias dudas de los comportamientos electorales en los países que rodean a Ucrania. En algunos casos tenemos claro el alineamiento hacia las posturas de Rusia. Pero aquello es mucho más complejo. Junto a Ucrania tenemos a Moldavia, a Rumanía, a Bulgaria, a Bielorrusia, también Hungría, y los miedos por tener que defender las situaciones de Lituania, Letonia y Estonia. Y hablamos del deseo lógico de frenar avances hacia Finlandia. Y a su vez y sin olvidarnos de Crimea, tenemos dudas de los comportamiento de Turquía otro punto central de la zona, en sus movimientos hacia Siria y observando de cerca el funcionamiento del Kurdistán.

¿Puede suponer eso, que aquella zona se complique mucho más, y que a su vez se deje a Europa como elemento alejado de posibles belicismos reales? NO. Y en mayúsculas. Hoy, en un mundo muy globalizado y con las distancias acortadas por los nuevos modelos de comunicación de todo tipo, incluido el bélico, unos miles de kilómetros no son nada. No es lógico suponer que encerrar un posible conflicto bélico entre las aguas del Mar Negro, no suponga en el corto plazo una salida lógica y contagiosa del conflicto hacia todo el Mediterráneo.

La derecha más extrema, se mira en el ombligo de la extrema derecha para intentar que no se le coma el terreno de los votantes, y con ello forman una sopa en medio mundo occidental que se va contagiando casi sin remedio. No sabemos hasta qué punto. En pocos días Donald Trump vuelve a gobernar los EEUU, todavía el país más potente pero que también ha visto crecer sus debilidades. 

Sumado eso a los ya asentamiento de unas derechas extremas en varios países americanos, y el crecimiento que parece imparable de lo mismo, en media Europa, cuanto más al Este con más virulencia, hace temer que estamos ya en medio de un cambio de paradigma claro y contundente, en donde veremos un progresivo afianzamiento de los gobiernos más nacionalistas, más extremistas en lo conservador, mucho menos proclives a la inmigración de pobres, menos abiertos a cambios de los derechos de las minorías. Eso como poco.

Austria es el ejemplo más cercano, por la incapacidad de conservadores centristas y de socialdemócratas para ponerse de acuerdo en orillar a la extrema derecha y formar gobierno tras varias semanas intentándolo, lo que ha obligado a entregar esa responsabilidad a un partido de extrema derecha que es quien obtuvo más votos en las últimas elecciones. Veremos si consigue formar gobierno el extremismo, pues sería el primer caso en Europa de liderar un gobierno en solitario desde la extrema derecha pura, aunque ya hay Presidentes como en Italia o Hungría.

En realidad debemos admitir que les estamos dejando el camino muy abierto por torpeza o por incapacidad para movernos con otros marcos mentales. Hay también ya varios partidos ultras dentro de las coaliciones de gobierno de Croacia, Eslovaquia y Finlandia. 

También el gobierno sueco se sostiene gracias al apoyo externo de un partido de ultraderecha, pese a que hasta ahora el país había sido ejemplo de cordón sanitario. Y algo similar ocurre en Países Bajos que se apoya en partidos extremistas y en varias comunidades en España. Poco a poco su ascenso parece imparable y es cuestión de tiempo de que se vayan apoderando de las democracias asentadas en Europa. ¿Cuál seré en ese caso el futuro de la Unión Europea?

Para finalizar, una pregunta sencilla.: ¿Imaginabas hace unos años hacer videoconferencias desde cualquier lugar del mundo o comprar productos desde tu sofá? La tecnología ha transformado radicalmente nuestras vidas y sigue avanzando a pasos agigantados. Pero, ¿a dónde nos llevará este vertiginoso ritmo de cambio? En este artículo exploramos algunos aspectos de los desafíos y oportunidades que enfrenta la humanidad en el siglo XXI, desde el cambio climático hasta la inteligencia artificial, y reflexionaremos sobre el futuro que nos espera.