El día que me enteré que existía la palabra "edadismo" ya era demasiado tarde. Nunca la había utilizado por no serlo ni sentirlo hacia otros, pero al leer hace unos años que existía esa discriminación por la edad, entendí algunas cosas que no lograba descifrar bien en mis caminos que perdía. Estaban practicando conmigo el edadismo y no me había dado cuenta.
Lo acepté y me reí de ello. No me siento viejo, creo que tengo unos 25 años, aunque casi me digan los papeles que tengo otros 50 añadidos. Es mentira. Me moriré joven, puede que dolorido y ajado, pero joven de cabeza que es la que sirve para hacer locuras o idioteces.
Nos calificamos excesivas veces para descalificarnos, y eso es muy malo, pero ya no hay remedio.
Mi abuela que falleció con 102 años iba a coger caracoles todos los días, hasta pocas semanas antes de caer en la cama para descansar del todo. Coger caracoles necesita tener una buen espalda pero ella además los cogía con trampas que es otra modalidad más complicada.
Hay que estar ocupados en algo, y a ciertas edades lo mejor es dedicarse a lo que nos guste, pero sin sufrir.
Movernos, reír, cambiar de sensaciones varias veces al día y no pensar en dolores, que efectivamente, los hay, pero tenemos que jodernos y entenderlos.
Hay mayores con 18 años y jóvenes con 75. Todo depende. Lo único importante es la felicidad y la libertad para ser feliz como puedas o desees.