26.9.24

Juan Carlos y las artistas curiosas


Queda claro, lo sabíamos casi todos, que la historia reciente de España, sobre todo tras la Transición y hasta bien entrada el siglo XXI, no se ha escrito todavía. No se atreven.

Como también queda claro que los periodistas actuales, desde 1975 como poco hasta la fecha, no han tenido arrestos para decirnos la verdad de lo que iba sucediendo en España. Muchos detalles de tonterías, ninguno de lo magro. Nos mantienen entretenidos con mierdas y se callan lo que leerán nuestros nietos.

Y la saben, como saben que su trabajo no debería ser el de apoyar los silencios. 

Ahora cuentan la historia de los 100 millones y la de los 600 millones. La de los miedos con unos señores que dirigieron bancos y otra cifra que chirríaba, que hoy en una televisión han cifrado en 4.000 millones.

En aquellos años, desde 1990 hasta nuestros días han existido innumerables directores de medios de comunicación, varios presidentes del Gobierno y Ministros, varios directores de espías y servicios secretos, y el silencio se movía de boca en boca, para que nadie lo supiera.

El NADIE se refiere a la mayoría. A los pobres currantes de sueldo. Los que manejan el bacalao lo sabían y se lo callaban.

Bueno, es lo que sucede cuando seguimos teniendo una sociedad alimentada de secretos, de dineros negros, de torpes y bobos. Todavía amenazan con los juzgados para que se callen todos, y no se enseñe la verdad. 

Eso es censura utilizando las Leyes. En las Dictaduras también se censura utilizando las Leyes.

En las películas de Malos, nos han enseñado que cuando en los dormitorios o en las terrazas metes una ración de sexo caliente, la cosa se descontrola. 

Pero siempre hay torpes que no ven el cine de verdad, no leen novelas, se creen más poderosos que la verdad que se puede contar.

Dentro de 100 años nuestros biznietos se reirán de nosotros, de lo torpes que fuimos y de lo que tuvimos que tragar por callarnos. 

Bueno… eso si no explota todo algún día, pues el PODER no lo tiene quien se besa con alguien que canta y mueve el culo, sino quien lo consiente para poder seguir mandando de verdad.