16.2.24
Todo podría ir a peor… para ti
Cuando te encontré tan enfadado en medio del derribo pensé que allí habías vivido, pero no, es que simplemente te habían enviado para que nos transmitieras tu opinión sobre todo aquello.
Tu vivías en otro barrio, tu piso era grande y hermoso, con una gran terraza, pero te gustaba meterte en todas las mierdas y aquellos derribos era una de ellas.
Pusiste cara de mala hostia, entornaste los ojos y empezaste a soltar babas mentales por la boca, que para eso sí estabas bien entrenado. Lo de enseñar los dientes dependía del día y de la hora.
Nadie te hizo caso, nadie acudió a escucharte, no pudiste aunque lo quisiste intentar, soltar tus verborreas mentales, pues los vecinos estaban a otros menesteres más fáciles de digerir.
Creo que fue entonces cuando te dijiste que disfrutar de tu piscina comunitaria, de tus flores de la terraza, de tus músicas bien elegidas, te podría producir más felicidad que estar siempre quejándote de las mierdas comunales.
Recogiste la mala cara, abriste del todo la mirada y te soltaste la melena. Pusiste cara de simpático y te fuiste andando lentamente a buscar una cafetería que tuviera calma y churros. Enseguida la encontraste.