Llevamos tanto tiempo avisando de que estamos dentro de un Final de Ciclo, que ya nadie se lo cree, y casi hace bien. Daría igual sufrirlo, pues siempre los finales son tiempos vacíos de ideas, que simplemente cumplen el papel de dejar entrar al siguiente. Son como agujeros negros o grises más bien.
En el mundo occidental —que decimos ahora que es el viejo Sistema que espera un recambio— tenemos que empezar por reconocer que el que todavía tenemos ya lleva dos décadas agotado por diversos motivos, el principal es un liberalismo excesivo que amplía las desigualdades a base de hacer teatro instantáneo.
Casi nada de lo que hoy conocemos podrá sobrevivir en un par de décadas como mucho. Eso no quiere decir que vaya a venir el caos o algo peor.
Diríamos que los primeros síntomas se trasladaron a la calle en 2008 con la Crisis bancaria no resuelta, sino apañada. Nos pudimos ir a la basura de forma excesivamente rápida, y eso es lo que se controló acertadamente, a costa de crear otros síntomas y con ello otros problemas.
El COVID vino a decirnos que no estábamos entendiendo nada de lo que supone la globalización mal controlada y el depender de los proveedores baratos para nuestro sistema de vida artificial.
Qué haya continuamente guerras es normal es nuestra historia como espacie animal. Miles de años llevamos con estos ciclos casi necesarios. Pero si en estas subidas y bajadas de las temperaturas sociales, algunos se van posicionando bien, y otros van constantemente resbalando en sus posiciones, la situación global se debilita y cambia.
Es un gran error, que en estas décadas del siglo XXI haya cada vez más ricos muy ricos, y más pobres muy pobres en el trozo de la sociedad en donde las desigualdades han roto los espacios intermedios. En una torpeza muy peligrosa.
Qué en los últimos cuatro años según nos dice Oxfam, los cinco millonarios más ricos hayan duplicado su fortuna y en el mismo periodo 5.000.000.000 de personas hayan visto reducidos sus sueldos y sus pertenencias, es además de ilógico muy peligroso para el futuro de la sociedad global, sobre todo la occidental. Es cuestión de tiempo el revertir esta barbaridad.
A veces nos engañamos todos pensando que esto es una división clara que favorece a los empresarios y empobrece a los trabajadores, pero esto es falso.
Diríamos que los primeros síntomas se trasladaron a la calle en 2008 con la Crisis bancaria no resuelta, sino apañada. Nos pudimos ir a la basura de forma excesivamente rápida, y eso es lo que se controló acertadamente, a costa de crear otros síntomas y con ello otros problemas.
El COVID vino a decirnos que no estábamos entendiendo nada de lo que supone la globalización mal controlada y el depender de los proveedores baratos para nuestro sistema de vida artificial.
Qué haya continuamente guerras es normal es nuestra historia como espacie animal. Miles de años llevamos con estos ciclos casi necesarios. Pero si en estas subidas y bajadas de las temperaturas sociales, algunos se van posicionando bien, y otros van constantemente resbalando en sus posiciones, la situación global se debilita y cambia.
Es un gran error, que en estas décadas del siglo XXI haya cada vez más ricos muy ricos, y más pobres muy pobres en el trozo de la sociedad en donde las desigualdades han roto los espacios intermedios. En una torpeza muy peligrosa.
Qué en los últimos cuatro años según nos dice Oxfam, los cinco millonarios más ricos hayan duplicado su fortuna y en el mismo periodo 5.000.000.000 de personas hayan visto reducidos sus sueldos y sus pertenencias, es además de ilógico muy peligroso para el futuro de la sociedad global, sobre todo la occidental. Es cuestión de tiempo el revertir esta barbaridad.
A veces nos engañamos todos pensando que esto es una división clara que favorece a los empresarios y empobrece a los trabajadores, pero esto es falso.
Empobrece y orilla a millones de empresarios pequeños y medianos, que no se acercan ni de lejos a los que realmente tienen el poder económico y por ello el político, pero el propio Sistema ha logrado engañarnos pensando que la línea de corte está en donde realmente no está.
Hace 25 años el 40% de la producción mundial la controlaban solo diez empresas, que es un barbaridad. Esos eran auténticamente los poderosos, los que gobernaban el mundo. Hoy en 2024, ese 40% lo controlan solo dos empresas.
Hace 25 años el 40% de la producción mundial la controlaban solo diez empresas, que es un barbaridad. Esos eran auténticamente los poderosos, los que gobernaban el mundo. Hoy en 2024, ese 40% lo controlan solo dos empresas.
Otras ocho aunque dispondrán de una barbaridad de poder, ya han sido expulsados de grupo elegido. 476
¿Quieres gastarte un millón de dólares cada día? ¿No sabrías hacerlo? ¿Te parece obsceno hacerlo? Pues cada uno de los cinco más millonarios del mundo tardarían 476 años de 365 días cada uno de ellos, en gastarse su fortuna.
Podríamos hablar de los 1.200 años de trabajo que necesita una persona que trabaja en la Sanidad, para obtener el mismo ingreso que tiene en un año como beneficios un Director General de la Lista Fortune 100, pero no sirve de nada comparar, sino de saber que es imposible crecer en más desigualdad mantenida en el tiempo.
¿Quieres gastarte un millón de dólares cada día? ¿No sabrías hacerlo? ¿Te parece obsceno hacerlo? Pues cada uno de los cinco más millonarios del mundo tardarían 476 años de 365 días cada uno de ellos, en gastarse su fortuna.
Podríamos hablar de los 1.200 años de trabajo que necesita una persona que trabaja en la Sanidad, para obtener el mismo ingreso que tiene en un año como beneficios un Director General de la Lista Fortune 100, pero no sirve de nada comparar, sino de saber que es imposible crecer en más desigualdad mantenida en el tiempo.
Ajovín