También desde la izquierda se pueden tener serias dudas sobre la nueva Ley de Amnistía. Soy un ferviente defensor de la amabilidad social, del entendimiento, de los consensos y de pacificar las relaciones. Pero a veces eso no es todo.
También soy un ferviente defensor de la frase: "Cuidado con lo que se pide, no nos lo vayan a conceder".
Y recuerdo mis años mozos de salir a la calle a pedir Amnistía a gritos en aquellos años 70 hasta que en 1977 se "nos" concedió la famosa amnistía.
Creíamos que por fin se nos había hecho caso y que se había logrado borrar todos los delitos que en los procesos para pedir la democracia anteriores a la muerte del Dictador, habían dado con muchos demócratas en el banquillo y en la cárcel.
Nos engañaron. A los jóvenes de 1977, sí.
Aquella Amnistía de 1977 perdonaba y olvidaba los delitos de los demócratas… y de todos los que habían apoyado a la Dictadura. Era una Amnistía TOTAL, para todos, y no lo supimos ver bien, y los listos engañaron a lo que gritábamos.
No es lo mismo una Amnistía de un Indulto. Y en eso hay el primer punto sobre el que dudo. El segundo tiene que ver con que sea una Amnistía liderada, gestiona, escrita casi en su totalidad desde la parte interesada, buscando que no sea posible el recurso.
Una auto amnistía es una manera bastante ilógica de creer en ella. Puede ser necesaria, no lo dudo, para calmar las aguas de Cataluña, aunque ellos, los amnistiados futuros, sigan diciendo que volverán a intentar la Independencia. Que en principio y per se, no es ilegal desearlo y trabajarlo, pero si se hace desde posiciones ilegales y fuera de las actuales leyes… la cosa cambia.
No es lo mismo una independencia tipo Kosovo que trabajar para crear un Estado Federal tipo Suiza, Bélgica, Alemania o los EEUU. Ni es lo mismo para nadie, ni los procedimientos para avanzar hacia ellos son similares.
Por eso, este momento de trabajar en y con Cataluña me parece muy importante, y por eso también me parece que equivocarnos supone un gran retroceso en otras posibilidades.
Cataluña en su momento, en el 2017, cometió alguna torpeza de libro de ajedrez. Debería ser obligatorio para los políticos, estudiar inglés y estudiar ajedrez. No quiero dar pistas. Pero con algunos pequeños cambios de aquella Declaración de Independencia, profundos en lo ideológico pero sobre todo en el tacticismo de lo que se pretendía, es posible que hoy España fuera otra cosa.
No saber leer el momento actual es otro error, pues no se debería estar trabajando solo en una amnistía, como un Vicks Vaporub para el pecho, sino en saber escribir la España del futuro. Pero torpes hay en todos los espacios.