Sabemos todos que estas violencias verbales, de formas, de modos, de asco, no son soportables durante muchos tiempo, que en España tendremos que volver a la normalidad suave en algún momento, aunque sea a costa de mandar a descansar a los que no quieran entrar en razones de calma.
Creo que tanta crispación, al final, logra más crispación. Y eso sale muy caro para los españoles.
Pero nadie sabe cuando seremos capaces, entre todos, de darnos cuenta de que estamos caminando por una línea casi rota.