La frase es demoledora, pero será tenida como verdad absoluta por la mayoría de los que leen el día a día de la vida política y social. Creemos que se nos miente constantemente. Y es casi seguro que además es verdad.
Tenemos ejemplos todos los días. Y lo peor de todo no es mentir. Sino que cuando se nos dice la verdad dejamos de creerla por reacción a las veces que se nos miente.
Ya nada nos parece verdad, y lo que más abunda es olvidarse de lo que se nos cuenta, logran los mentirosos que nos invadan los desafectos de lo que vemos, y que pasemos de todo. Un gran déficit de estas décadas.