25.10.23

Reflexiones sobre la Realidad Actual en el mundo



A pesar de que en ocasiones pueda parecer lo contrario, es imposible olvidar que en el mundo actual se libran decenas de conflictos armados, siendo dos de los más prominentes la guerra en Ucrania y el conflicto en Israel, involucrando a Rusia y Palestina respectivamente y con serias opciones de que estos conflictos se contagien a más países de la zona. 

De hecho ya hay implicados medio mundo de forma indirecta o casi directa pero disimulada, desde Corea del Norte o Irán a toda la Unión Europea, Reino Unido o los EEUU.

El número de víctimas en todos estos conflictos sigue en aumento, y a todos los afectados les resulta indiferente en qué bando se encuentren, en qué momento caigan, o desde qué lugar geográfico pierdan todo, ya que, en última instancia, la muerte es un acontecimiento que solo ocurre una vez. 

Pero sus realidades bélicas se contagian a numerosos países del mundo. Sin ir mas lejos, sabemos que las últimas y tremendas olas de inmigrantes en cayucos desde África a Canarias vienen en casi su totalidad desde Senegal, en guerra contra ella misma.

Mientras, millones de ciudadanos de todo el resto del mundo que nos creemos en Paz seguimos absorbiendo las noticias sobre estos conflictos, a veces como si fueran los capítulos de una serie televisiva, mientras somos tan egoístas que simplemente agradecemos nuestra propia tranquilidad. La percepción de la importancia de los sucesos, cambia con el paso del tiempo y con el lugar desde donde se analizan los hechos.

Sin embargo, es importante destacar que —excepto para quienes pierden todo en estos conflictos, a menudo ilusionados por ser informados y manipulados de que están ganando— tendemos a dar por sentado la gran suerte que tenemos por lo que poseemos, creyendo erróneamente que es eterno. 

Gran parte de las personas que hoy mueren no sospechaban que las guerras los dejarían a todos ellos sin nada, incluso sin barrios para convivir, sin ciudades sobre las que crecer.

Lo curioso de cualquier situación bélica es que nunca se puede predecir cuándo o cómo terminará o cuál de los contendientes cederá primero, para llegar a un acuerdo entre vencedores y perdedores. Todas las guerras, para mantener una paz duradera, requieren tanto de un ganador como de un perdedor. 

En ausencia de un perdedor, no puede haber un vencedor, lo que significa que, incluso si se firma un acuerdo en papel, la paz será efímera. Como seres humanos, aunque también somos animales, la necesidad de ganar y sentirnos vencedores es innata, y esto requiere la presencia de perdedores en el juego de la vida y de la muerte.

Nadie puede garantizas hasta qué punto llegarán los contagios actuales. Hoy mismo Israel ha dejado de otorgar Visados a la ONU para entrar en su país. Hoy se dice que 2.300 menores de edad han muerto en la Franja de Gaza en estas dos semanas, bajo las bombas israelíes, lo que supone la mitad del saldo total de víctimas en los últimos 23 años. Quienes sobreviven están expuestos a hambre, sed y a un grave daño de su salud mental. 

¿Es posible entender que los niños y jóvenes, desde Ucrania, Palestina, Líbano, Israel, Rusia, Irán, lograrán crecer hacia adultos, desde una mirada de PAZ, de concordia? 

¿No será el odio lo que les llene sus ideas futuras y que crezcan desde ese odio hacia su y nuestro futuro?

Ajovín