El debate de investidura de Feijóo ha dejado a su paso ganadores y perdedores, como es común en cualquier proceso político que busca explicarse y reflexionar frente a la ciudadanía.
En particular, el Partido Popular y Feijóo han salido fortalecidos, especialmente este último dentro de su propio partido, consolidando su posición de liderazgo.
Por otro lado, el PSOE, con sus estrategias de cambio de cartas y el apoyo recibido desde la Tribuna, es consciente del poder que posee para revalidar el Gobierno.
En cuanto a VOX, existen incertidumbres. La falta de propuestas novedosas y el estancamiento en su ideología son evidentes, lo que limita su potencial de crecimiento.
Sin embargo, SUMAR parece ser la gran perdedora, experimentando un claro sentimiento de marginación, ninguneo y ausencia de un espacio propio para consolidar sus ideas, que deben ser distintas al resto si quiere afianzarse, asentarse.
Estos debates no solo cumplen su función establecida, sino que también sirven para comunicarse con los ciudadanos, especialmente con sus electores, y para informar sobre sus futuros proyectos, aunque ese no sea el objetivo principal de estos encuentros.
Es esencial reconocer que millones de ciudadanos y votantes están pendientes de las intervenciones en televisión y en los medios de comunicación, y no saber aprovechar esta oportunidad constituye un déficit que, a la larga, tiene un costo electoral.
SUMAR debe reevaluar sus relaciones con los socios de Gobierno y analizar cómo encaja Podemos en su dinámica, considerando tanto los aspectos positivos como los negativos. Urge definir qué papel quiere desempeñar en el futuro y en qué espacio ideológico diferenciado desea posicionarse.
Estar fuera del bipartidismo no es sencillo, y si además existen dudas internas en SUMAR, las posibilidades de crecimiento se reducen, especialmente considerando la maquinaria política consolidada que representa el PSOE y su capacidad para absorber a cualquier actor que se aproxime a su órbita.
Julio M. Puente