17.7.23
¿Decidimos con el corazón o con la cabeza?
Cuando a las personas las llamamos a decidir con el corazón en vez de con la cabeza, el resultado de lo que se defiende, puede no ser racional, sino sentimental. Y si es una decisión tomada con los sentimientos y las sensaciones, las posibilidades de que haya sido manipulada antes, son inmensas.
A los humanos nos llegan mucho antes y mucho mejor y de forma mucho más fácil, si nos quieren afectar en los sentimientos, a las sensaciones.
Todos entendemos de mentiras, de engaños, de amores, de opciones personales, pero muy pocos entienden de economía pública, de sociología, antropología o historia política. A lo primero se accede desde el corazón, a lo segundo desde la cabeza.
Es muy fácil que a unas votaciones acudamos a tomar una decisión con los sentimientos a flor de piel. De eso creemos entender todos, y en esos conocimientos estamos muy abiertos a escuchar y recoger impresiones. Son fáciles de masticar.
Pero si acuden a esos mismos temas con el raciocinio de la cabeza por delante, muchos de nosotros no entenderemos lo suficiente, y por eso es muy difícil que nos manipulen.
Y no se intenta, se cambia el marco mental de incidir en los demás. Eso es publicidad, comunicación fácil de consumir.
Solo es posible manipular al que cree que lo está entendiendo todo bien.
Al que no lo entiende lo que se le dice o lo que se le quiere vender no se le puede manipular, ni lograr que cambie de opinión, pues no la tiene por sus propios conocimientos.
No es cuestión de separar a listos y tontos, pues no es eso de lo que estoy hablando, aunque lo parezca, sino de elegir para manipular a las personas, un procedimiento u otro. Corazón o cabeza. Sentimientos o raciocinio. Facilidad en el mensaje a base de ocultar lo complejo, lo que afecta a la cabeza, a la razón.
No se elige lo que parece mejor, sino lo que parece más sencillo de no equivocarnos. No se cambia por cambiar, sino convencido de que el cambio es mucho más sencillo que lo anterior, fácil y útil ante los problemas sencillos que nos llegan al corazón, desde los corazones.