Tras unas semanas de dudas y decisiones complejas sobre qué hacer con las ayudas en tanques modernos que hizo Ucrania hacia Europa y la OTAN, la decisión se tomó con suma cautela, aprobando el envío de tanques sobre todo del modelo Leopard desde varios países europeos entre los que está España.
Carros brindados, (casi) fáciles de aprender en su manejo militar, más potentes que los que tiene Ucrania, más modernos que los que ahora tiene para defenderse de Rusia, pero que pueden suponer un salto cuantitativo en la invasión que sufren los ucranianos, y abrir el conflicto a otros países vecinos.
España ayudará con formación en su manejo y con el envío de algunos tanques que estaban de alguna manera retirados de su uso en Zaragoza, que serán actualizados y revisados antes de enviarlos a Ucrania.
Un proceso lento que tampoco garantiza nada en el terreno bélico, ante una situación que ya está a punto de llegar a un año de duración y que sacude a toda Europa de forma dura.
Y lo más grave, sin ser capaces nadie de atisbar una posible solución a corto o medio plazo. Mas armas supone matar a mas personas.