Son tiempos tremendamente curiosos para disimular y no llamarles raros o jodidos. Rescatamos a
Anne Igartiburu y Ramón García para las campanadas de Fin de Año 2022 y es posible que hayan sido escuchadas por un número tremendo de oyentes fuera de los canales que todavía queremos considerar habituales.
Seguimos admitiendo que las guerra mata y a su vez también admitimos que es inevitable, como si matar fuera de lo más normal. ¿Hemos ido al colegio? Nos tratamos mal, no nos hablamos entre nosotros, somos incapaces de reconocer que todos nosotros nos equivocamos o que utilizamos unas violencias que no corresponden con la verdad.
Bien, hemos entrado ya en el 2023 para disimular, pues en realidad no queremos cambiar nada, estamos mal pero nos conformamos sabiendo que otros están peor. Más tontos no podemos ser. Aunque tal vez sea posible que en este nuevo 2023 nos logremos superar.
Seguiremos escuchando música de los años 70 y 80 del siglo XX pensando que entonces se vivía mejor. Es mentira, si acaso ahora estamos consiguiendo que se vida peor, que no es lo mismo.