Sabemos que la actual forma de medir los casos de COVID es errónea, o que no sirve para datar realmente los casos existentes. Ni en España ni en el mundo. Pero hay organismos que sí están intentando saber el número real de contagiados por COVID sobre todo en este aumento por las variantes BA.4 y BA.5 de Omicron y antes de que lleguen las próximas que ya parecen señalarse desde India como la Centaurus.
Según datos de los EEUU publicados por CNN a través de encuestas entre la población, en estos momentos el número de contagiados reales por COVID en los EEUU y en el mundo —por extrapolación estadística— estaría diariamente entre 6 y 10 veces por encima de los datos que se publican.
Ahora se cuentan los sintomáticos mayores de 60 años, pero no los asintomáticos, ni a las personas menores de esa edad excepto que precisen ingreso hospitalario. Y estamos detectando muchos casos entre jóvenes, niños o adultos jóvenes. Las pruebas que se hacen son en casa con el consiguiente error o silencio de una parte de ellas.
Estaríamos en cifras similares a enero de 2022, en el momento más alto de contagios desde la aparición de la pandemia. Pero es también cierto que aunque se esté escapando de las vacunas como defensas ante la pandemia, los procesos de enfermedad son mucho más débiles, y no se convierten en graves en parecidas cifras de pacientes como con anteriores variables.
Tenemos un modelo muy fácil para determinar el número de contagios y si estos suben o bajan. Es nuestro propio círculo de relaciones.
Si escuchamos a más o menos personas con COVID entre nuestros círculos secundarios y terciarios de relaciones, podemos adivinar claramente si está aumento y disminuyendo la carga de la enfermedad.
No ya solo familiares, sino también amigos, o amigos de amigos, o vecinos. Esa suma de unas 200 a 300 personas como poco, nos indican claramente el comportamiento de la enfermedad y sus contagios en nuestros círculos de influencia. Y es muy sencillo detectar el tamaño del aumento o de la disminución de los contagios.