Mientras en Francia parece unirse toda la izquierda, en horas muy bajas, para presentarse a las legislativas, en Andalucía prefieren seguir jugando a la desunión, sabiendo que los tiempos son tan complejos como en Francia aunque no se noten. Es una decisión que puede tener su precio en votos, lo veremos en pocas semanas.
El mundo tras la pandemia y con el postre de la Guerra en Ucrania, que es Europa aunque no lo entiendan todos, ya no será igual. Será mejor o peor, según como lo sepan/sepamos leer los actores protagonistas, que en algún pequeño espacio somos todos.
La economía se va a mover mucho más que lo que ahora vemos, a poco que no se logre controlar la inflación o se tenga que controlar con acciones que favorecen a unos a costa de otros, siempre los mismos. Y a partir de esta premisa, los servicios públicos serán peores, mas caros y al alcance de menos personas.
Ese Estado Líquido del que hablábamos ya hace unos años se está moviendo, y se adapta a sus continentes, pues para eso es líquido y sabe muy bien adaptarse para no perder potencia. Varias generaciones de ciudadanos han decidido retirarse de la vida social activa, pues han visto que no es gratificante trabajar en algo que no sea "suyo" o para él.
La participación de las personas en la vida comunitaria de cualquier tipo y que bajó hace unos años, ahora ya no es capaz de bajar más. Hay compartimentos estancos nuevos en donde hay actividad participativa, pero está cerrada a la comunidad.
Se saben reunir los colecciones de chapas de cava, los partidarios del Betis, los de la Religión Dios está en Todos los Sitios o los del país africano del efecto llamada. Pero el resto, los que éramos habituales, los vecinos o los consumidores en sus asociaciones, los sindicatos o los partidos políticos, hemos perdido el tirón, el poder de ser creíbles.
Prima la desunión, la disgregación, el ver la tele de pago, leer las noticias de pago y el comer yogures que cada vez pesan menos.
Es curioso que ahora sea más beneficioso para los fabricantes quitarle 10 gramos a los yogures sin que suceda nada. Que digo yo… ¿y si los consumidores en vez de tomar un yogurt o una cerveza, tomáramos media entre dos amigos, antes de que aprendan a vendernos cervezas de 150 c.c.?