La política se mueve hacia la normalización de la gestión capaz, los ciudadanos —y el ejemplo de Francia nos sirve— votan cabreados o buscando la continuidad. Se olvidan de partidos viejos, de opciones con líderes sin demostrar antes su capacidad, y de las medias tintas.
Macron se enfrentará a Le Pen en la Segunda Vuelta en Francia, dejando a la extrema derecha en segundo puesto lo que la lleva casi hasta el cielo. ¿Dónde quedan los partidos tradicionales franceses de las últimas décadas? Pues el Partido Socialista con el 1,7% queda en la nada.
Estamos de lleno en una Europa del siglo XXI que se va a ver modificada por culpa de la invasión de Rusia a una Ucrania ya destrozada y eso supondrán cambios importantes que iremos viendo. De momento parece que vuelve el sentido común en duda, a una Francia que debe liderar contrapesos.