Que en España se espíe es terrible en estos tiempos, pero se/nos espían y sin ninguna duda, y no se sabe bien hasta qué punto. Por ejemplo en este blog ya he advertido y publicado algunas veces, en las que detecto un millar de entradas seguidas que me vienen desde Israel, en unas pocas horas.
Un método que a este pequeñajo blog le da igual, se la sopla, pero que si me lo hacen a mi que soy un mierda, hay que pensar que se lo están haciendo a miles de comunicaciones.
¿Quién ordena estas revisiones, estas miradas de soslayo hacia teléfonos de políticos, hacia blog de imbéciles como yo?
Pues casi lo de menos es saber quién, que ya tiene bemoles que a mi me importa un pito el quién. Lo grave es saber para qué intenciones, a cuántos y con qué criterios, con qué motivos.
Si nos estamos acostumbrando a que se bombardeen ciudades llenas de civiles, colegios, hospitales o teatros, si también nos estamos adaptando bien a las mentiras oficiales, asumimos como normal que nos espíen a los más tontos de todos, pues sabemos que también espían a los más listos.
Lo curioso es que todos debemos pensar, que algún día seremos nosotros los espiados, si no lo hemos sido ya.