Hay auténticas normas de trabajo que son de una pura Celtiberia apabullante. Los horarios, el no poder utilizar ciertas zonas o parte de la vivienda, los minutos de la merienda, parece normas lógicas. pero llamar al dueño de la plantación AMO en los finales del siglo XX suena ya a curioso.
Esta cartel estaba en una masía mallorquina, pegado detrás de la puerta de la habitación en donde se cambiaban los trabajadores del campo. Y sí, fumar no está muy bien visto, pero lo que ya está prohibido es fumar porros. En el año 2007 todavía estaba pegado en la puerta, por si era necesario hacerle caso.