Hoy desde El País, Kiko Llaneras nos da unas pinceladas muy ciertas del inicio de la Guerra en Ucrania. Es cierto que la realidad de la tecnología actual nos permite ver el instante al instante, saber todo. Pero también es cierto que ese "todo" lo controlan los que tienen más poder para controlarlo. Lo sabemos todos, incluidos los que pueden manipular la opinión, que todo llega al instante.
Por ejemplo es muy poco lo que sabemos de Rusia en estas semanas. No vemos nada de Rusia, excepto algunos golpes suaves, pero nada más. No hay periodistas que nos ofrezcan ese punto de vista. Por diversos motivos.
Tampoco tenemos casi imágenes del frente de batalla, de los frentes de guerra. En cambio sí vemos con excesiva profundidad los daños en la sociedad civil, en las ciudades, en las calles, en los barrios de las grandes ciudades.
Incluso vemos con todo detalle los inicios de las mesas de diálogo, de las muchas reuniones de políticos, como si eso fuera a ser lo que pasará a la historia. Excepto que a uno de los negociadores lo han fusilado (previsiblemente) por ser espía de la otra "parte". Y seguro, que excepto también de las numerosas reuniones y contactos que se tienen sin que lo sepamos en la sociedad.
No es culpa de los periodistas, o al menos no es culpa solo de ellos. Las guerras destruyen las verdades y es imposible estar fuera de uno de los dos bandos. Vemos todo en el acto, pero no todo lo que vemos es verdad, y sobre todo no se nos muestra toda la verdad.
Habrá que esperar meses, incluso tal vez años, para saber qué está sucediendo, qué movimientos reales de países, de ventas y comprar, de militares, de asesores, de soldados de alquiles se están produciendo de verdad entre todo ese mapa que no siempre entendemos en su profunda complejidad.