No era cuestión de esperar más tiempo, y las equivocaciones de todos nos han llevado a una nueva guerra que comienza hoy y que como en todos los casos ni sabemos su tamaño ni su periodo de duración.
Es inútil intentar explicar mucho, pues la verdad es lo primero que cae en estos conflictos. Caeremos todos en las trampas de contar mentiras pues así nos las irán contando los manipuladores. ¿Y para qué?
Pues posiblemente para nada, para sangre, pobreza y muerte repartida democráticamente entre los más necesitados de justicia pública, como sucede siempre. Los responsables de acción o devoción, por poder o por silencios equivocados, siempre salen de momento fortalecidos.
Pero en todas las guerras, siempre hay vencidos, siempre hay sociedades que pierden y terminan entre peor y mucho peor. Siempre hay muertos, sin duda, pero sobre todo siempre hay consecuencias a medio plazo que se expanden por todo el mundo.
Europa está otra vez en medio de esta guerra, como no sucedía desde 1945. No es todavía una Guerra Mundial, pero la capacidad de torpeza de todos pueden lograr lo que no sabemos bien si intentan evitar o al contrario, intentan alentar. Las aristas son muchas y hay que estar atentos, muy atentos.