No existe conciencia de lo que necesitamos como sociedad, y tampoco existe idea de lo que debemos caminar para lograrlo, ni de lo que hacen en otros países o sociedades para tener aquello que a veces deseamos copiar sin entender qué caminos debemos emprender con urgencia.
Deberíamos preguntarnos…: ¿Y qué queremos para España, no para nosotros sino para nuestros hijos y nietos?
No es posible quejarse de la falta de Servicios Públicos de calidad y a la vez quejarnos de lo que pagamos de Impuestos. Es incompatible.
Como lo es decir constantemente que la culpa la tienen los gestores políticos, pues se llevan los dineros ellos. Eso demuestra que no se conoce de lo que se habla, y de que por mucha voz que le pongamos no sirve de nada, pues eso no conduce a ninguna solución.
Pero no sucede nada si lo que queremos es eso, seguir quejándonos de forma vacía, sin reparar ni querer conocer las realidades.
La pobreza social no sale de la nada, es culpa de muchas sumas.
¿Qué queremos romper hoy? ¿Qué nos apetece quemar, destruir, insultar?
¿De verdad somos incapaces de pensar que lo que rompemos es siempre nuestro aunque está en la calle, entre la sociedad, parezca que es de las instituciones, de todos, de nadie?
Ayer mismo hablaba con una persona metida en harinas de queja y le hablaba de varios políticos que yo conocía bien, de Primer Nivel Municipal o Autonómico, o incluso algún Diputado a Cortes, que tras dejar sus responsabilidades viven maravillosamente de su anterior trabajo, en algunos casos con mayores sueldos de los que cobraban como políticos, y sin haberse aprovechado de nuevos puestos de trabajo.
Simplemente vivían muy bien por no tener ya ese peso brutal, esa queja insistente, ese pararles en la calle para insultarles.
Algunos puedo decir que son mejores, incluso bastante mejores que los actuales responsables. Y que BAJO NINGÚN CONCEPTO desean volver a la política.
Eso empobrece la política, pues su experiencia —en algunos casos de muchos años— la vamos perdiendo poco a poco a costa de nada. No a costa de mejores gestores.
No hablo de ideologías, pues son al menos de tres espacios políticos diferentes, dos de izquierdas y uno de derechas. En todos los casos menos en uno, la política les produjo heridas en su vida familiar que no siempre han podido resolver.
¿Que qué quiero decir con esto?
Pues que debemos saber qué queremos, hacia dónde deseamos ir, deberíamos empezar por aprender lo que cuestan las cosas, las que tienen precio y las que no tienen precio, y que nada existe por obra de la casualidad.
Podemos seguir en la misma línea actual, la de cabrearnos con todos según nos venga en la idea. Pero debemos sospechar que eso conduce a la mierda.