No es posible vivir ajeno a la política aunque casi nos hayan convencido de lo contrario. La política es gestión pública, es la que consigue que salga agua por el grifo o que se entierre a los muertos para limpiar las calles. No es posible vivir sin política, incluso es imposible vivir sin políticos, aunque lo deseable siempre es que vivamos rodeados de BUENOS políticos, algo que ahora parece imposible.
Así que nos han convencido algunos —que nunca dan la cara— que los políticos son unos imbéciles y unos ladrones, y que por eso hay que odiarlos. Que es una manera de ningunear una necesidad social, no sabemos bien para qué deseos, pues los que de verdad lo pretenden y los que caen en la trampa, todos ellos, no quieren ser políticos de dar la cara.
Es como si nos hubiéramos convencido todos de que sí, es posible vivir sin gestores, sin políticos, en un mundo anarquista de imberbes, esperando que todo funcione simplemente porque sí.
Es curioso el valor que tienen los que nos engañan, sabiendo muy bien la manera de se puedan lograr sus objetivos, que a veces no saben bien hacia dónde les llevan.
Dicen que en tiempos de los romanos estos próceres inteligentes se pusieron a pensar en que sería bueno que los esclavos y libertos llevaran algún distintivo, alguna capa o zapatillas diferentes, para diferenciarlos de los ciudadanos libres. Diferenciar con claridad quién era de Clase Baja y quién de Clase Media o Clase Alta.
Parecía lógico, inteligente medida decían, pues había ya tantos esclavos y libertos que a veces algunos de ellos, los más listos, se hacían pasar en los mercados por ciudadanos libres como clientes y eso era un peligro. Marcarlos con una señal, una ropa, les parecía una buena idea.
Hasta que a algunos dirigentes de los libres les entró la razón. —No, es un error— se dijeron, si los señalamos con algo, ellos mismos verán que son tremendamente una mayoría, y se podría volver contra los dirigentes, los dueños de los esclavos.
Se sublevarían y ganarían la libertad pues son muchos más y tienen mas fuerza.
Así que decidieron lo lógico. A los esclavos hay que mantenerlos como esclavos, pero sin que se note mucho, que entre ellos no sean capaces de medirse. Incluso sería bueno —se dijeron— que no todos los esclavos sean iguales, y que algunos de ellos se empiecen a creer que ya no son tan esclavos como los otros.
Es malo, muy malo, que los pobres, los trabajadores se crean pobres y trabajadores. hay que convencerlos de que son Clase Media. Y sobre todo que hay otros que están mucho peor que ellos. Así todo funciona mucho mejor.