Acabamos noviembre como quiere acaba un mes cualquiera, pero es el último del año, antes del último. No es el penúltimo, no, diciembre es que es otra cosa, es distinto, es simplemente Diciembre con mayúsculas, y todos los demás se quedan un poco al margen, empequeñecidos.
Diciembre nos enfrenta al Año, nos dice que lo que ya no hemos logrado, ¡miau!, ya no lo conseguiremos y tendremos que esperar a otro año; que las ideas se agostaron al finalizar agosto y que si no fuimos capaces de ponerlas en valor en ese septiembre que parece que todo lograr revivir, ya no hay tiempo.
Diciembre empieza con Puente, como siempre, y acaba con Fiestas, como siempre. Y en medio queda ese espacio temporal de los gastos si se pueden, y de las penas si nos falta alguien.
Ya hemos acabado el Año aunque nos demos unos días de propina, así que nada, a pensar en el 2022, que ya viene con un Ómicron bajo el brazo, para jodernos. Lo curioso es que nos vamos a tener que acostumbrar y a ir cerrando ventanas de futuro.
Con 63 años me vino la pandemia, tendré pronto 66 y seguirá como si nada, jodiéndome las ganas. Algunos ya pensamos que será así hasta siempre.