6.8.21

La pobreza ya aprendió a votar a la derecha más extrema


A la izquierda del PSOE sabemos que existe un espacio político mal ocupado desde la Transición, y digo mal ocupado pues nunca ha sido capaz de unificarse, de plantear una idea propia de sociedad que defendiera los intereses de los que menos tienen, en contrapeso de los que defienden que nada cambie pues tal y como está todo a ellos les va muy bien. 

Es curioso que desde 1980 se haya ido perdiendo (con altibajos) esa idea de aglutinar a la capa social de los débiles alrededor de una ideología que seguimos llamando izquierda, como si no fuéramos capaces de explicar qué es ser de izquierdas, y que es imposible gobernar desde la izquierda ni el mundo ni España, hoy en el siglo XXI como si estuviéramos en el siglo XIX.

En realidad la culpa de todos estos fracasos la tenemos las mismas personas que nos creemos de izquierdas desde diversas posiciones. Por una parte hemos consentido que nuestros compañeros de identidad social se encargaran de ocupar despachos y pegarse a ellos con cemento armado. 

Y por otro lado tampoco hemos reflexionado sobre las diversas modificaciones que se debían hacer constantemente sobre las ideologías progresistas. 

No puede ser igual la izquierda de 1975 que la de 2025, pues en esos 50 años ha cambiado España y su sociedad tremendamente. Sus leyes, sus opciones, sus modos de trabajar, de repartir, de tener o no tener justicia social. 

Se ha modificado el tipo de pobreza, el tipo de riqueza, la relación con los servicios públicos, la economía y sus tipos adaptados para no perder nunca, etc.

Y hemos aprendido en estas década que la sostenibilidad es imprescindible, que el papel de la igualdad es mucho más amplio de lo que nos imaginábamos, que somos muchos más plurales que simplemente ricos y pobres.

¿Y a partir de ahora qué? Pues sin duda habría que volver a construir una Izquierda Unida nueva (con otro nombre y mimbres), válida, adaptada y partiendo de cero, capaz de sumar sin mirar los detalles, amplia y admitiendo que la Lucha de Clases Plural es imprescindible para lograr objetivos, y aprendiendo de las necesidades reales de la sociedad. 

Somos muy capaces de mirar los problemas, de intentar resolver los pequeños o medianos, pero nos olvidamos de los grandes, para disfrute de los conservadores que los disfrazan para disimular, y que están contentísimos de la izquierda actual, inoperante con los problemas que les afectan a ellos.

Pero como todo proceso es muy lento en la izquierda y muy rápido en la derecha, no pasa nada por esperar otra década más. Y otra más si es necesario. 

Al fin y al cabo los pobres de todo tipo y necesidad no tienden a quejarse mucho y en gran medida ya han ido aprendiendo a votar a la derecha más extrema. 

Como no les hemos dado soluciones a sus problemas, ya no nos necesitan, prefieren ser amigos de sus amos, para ver qué les puede caer en forma de migajas.