Los humores simples y viejunos de los años 40 del siglo XX tienen un punto de inocencia que nos llega todavía. Y sus dibujos son ejemplos casi históricos de una forma de dibujar hoy perdida. Así que la suma de sus modos gráficos y sus modos humorísticos hacen que se deban conservar en el tiempo, para conocer otras formas de reírnos, de reírse, de sonreír. Como en la música, los humores tienen sus tiempos, pero eso no hace que no se dejen ver los viejos.