La deriva del problema entre España y Marruecos no está tomando buen camino, ambas partes pero sobre todo el Rey de Marruecos Mohamed VI, no está en la posición que le corresponde para pasar a la historia como un Rey que sepa modernizar su país, y utiliza —como todos su antecesores— la violencia verbal (de momento) para querer demostrar que tiene razones contra España.
Marruecos siempre utiliza los momentos históricos de una clara debilidad de España en nuestra política interna para darnos una patada en los bajos. Y somos tan tontos que no sabemos ni resolver ese problema ni demostrar que somos mucho más que un vecino cómodo.
Nunca debimos admitir la Marcha Verde realizada en un momento de cambio de la Dictadura hacia la Dictablanda, con Franco agonizando y Juan Carlos I sin saber ni oler. Se equivocaron los saharauis y ahora lo deben tener muy claro, pero muy tarde también.
Y en estos meses de "todos" contra el Gobierno de España, incluidos catalanes, sus propios socialistas viejunos o una oposición de derechas que dice sin remilgos que contra peor mejor para ellos, se crea el caldo de cultivo perfecto para un Rey de Marruecos que cuando ve que en España se habla mal de nuestro Rey Emérito se le revuelven las tripas del miedo.
¿Soluciones? Mucho tacto, apoyos exteriores, y estar preparados para el siguiente golpe, que ya lo puede tener preparado el Rey de Abajo. Y ni nos gustará a nosotros, ni a la ONU ni a los antiguos españoles del Sahara.
Viendo la posición estratégica del territorio del Sahara que fue español, la posición en África de un Marruecos que podría dominar todo el océano enfrente de América y sus anexiones lentamente del Sahara, unido todo a la posición de las Islas Canarias en este tablero peligroso, no hay ninguna duda, lo de menos es Ceuta.