En este fin de semana político a tope, hemos vuelto a estar pendiente de los medios como si de verdad nos volviera a importar la política. ¿Y qué viene cuando no hay política? Pues eso. El caos. Así que estuvimos pendientes de Sevilla, de Madrid por partida doble y de lo que hiciera falta con tal de estar al día. Y a la noche, que en los últimos tiempos parece que la noche vuelve a nacer, a vivir.
Lo de la Plaza Colón es una pena. Hemos convertido una plaza con diseño en un espacio raro y curioso, en donde se reúne la derecha a brillar o a no brillar, depende. No estamos en lo que deberíamos estar. Una cosa es reivindicar lo que creemos que no nos gusta como se hace, y otra es insultar y atacar al contrario, simplemente por ser distinto. Pero bueno, eso lo hemos hechos muchos. Son tiempos.
Es una pena que la derecha de siempre no sepa dónde está, y me refiero a la del PP que la otra, la del VOX siendo la de siempre, no ha estado en los tinglados. Y el PP no sabe dónde está porque no sabe que para poder funcionar bien debería tener un espacio propio como lo llevaba teniendo desde hace décadas. Depender del apoyo de VOX para gobernar no es gobernar.
Pero todo este tinglado de bandorolas como en los años 70, sacadas de las polillas para airear, no es culpa de la derecha que lo hace casi por obligación. Ellos son gente de "orden" y no les gusta la calle de todos, aunque sea en Colón, junto a Loewe. La culpa la tenemos los de izquierdas, por dejarnos restregarnos los mocos con la mana abierta.
Que desde el año 2008, el año de la crisis de los bancos y las casas de ricos, el de la crisis, la izquierda en España no haya dado ni una es de premio. El 15M de 2011 pareció algo y se nos quedó en nada. Es decir pudrimos sin querer los silbidos por culpa de no estar. El 15M lo fabricaron los jóvenes inexpertos y así salió luego la sopa para comer futuro.
Así que tranquilos, el actual crecimiento de la derecha ultra no es culpa ni de ellos ni del PP que no saben ni dónde están. Es de nosotros los buenistas de la izquierda que no leemos lo suficiente. Pero no lo debemos reconocer, no vaya a ser que además de tontos, parezcamos humanos reconociendo los errores, una vez que ya hemos admitido que no sabemos buscar alternativas de futuro.
¿Cuántos políticos de izquierdas, de los pequeños, de los que solo saben trabajar en los barrios o en las Agrupaciones, han huido en los últimos años hasta su casa o su zona de confort familiar y laboral? Pues eso.