Debería ser habitual que con 65 años uno pudiera decir lo que le sale desde dentro con la suma de sus experiencias y cambios vitales. Pero no siempre es bien entendido pues la edad no es garantía de nada. Excepto de libertad personal para poder andar por cualquier camino, si el cuerpo te aguanta. En estos años (ya) de auto censura, poder pensar en que ya tengo libertad para poder decir lo que me viene desde dentro parece entre una tontería y una barbaridad.
¿No lo podías hacer hasta ahora?
¿No lo pueden hacer en libertad los que tienen menos años que tú?
Es verdad que la auto censura es un mal terrible en tiempos de una democracia que pensábamos ya asentada. Si somos 47 millones es muy posible que ante cualquier tema haya al menos media docena de opiniones distintas, que unidas y mezcladas todas ellas a las posibilidades de opinión, construyen millones de personas distintas a la hora de pensar y opinar. Y eso debería ser bueno.
Pero ahora estamos en tiempos en lo que la suma no sirve de nada. Nos gusta en exceso calificar para menospreciar o criticar, para poner etiquetas simples a lo que en realidad es muy complejo.
Si eres del Real Madrid eres un facha, aunque votes a Podemos. Y si votas a ERC pero eres del Sevilla resultas un idiota aunque tus artículos académicos tengan valor.
Se han creado compartimentos estancos donde debes entrar con todo. Es la simplificación total.
Si eres de izquierda debe ser pobre, obrero barato, feminista, amante de los LGTBI y a ser posible vegano. Si eres religioso o simplemente entras a las iglesias a ver el arte que esconden eres facha, y si tienes piso en propiedad y un apartamento en la playa un capitalista de los que has engañado a alguien.
Eso empobrece a la sociedad, pues si somos plurales lo somos por ser distintos. Puedo tener un Audi y ser de izquierdas, como puedo ser ateo y ser de derechas.
Puedo estar en contra del esclavismo pero comprender algunos aspectos de los vientes de alquiler. Puedo amar y respetar a las mujeres pero opinar que algunos aspectos del feminismo del siglo XXI no van por buen camino. Estoy a favor de la igualdad sin que tenga que intervenir el sexo elegido por las personas, que no por ello me gustan algunas alharacas vestidas de colorines.
Y quiero poder opinar de todo esto sin que se me clasifique de nada. Soy quien soy por lo que he venido haciendo y sobre todo por LA SUMA de todo lo que opino y hago, por eso me jode que se nos coloque a todas las personas solo por los detalles que saben emplear para descalificar, y así intentar alimentar la auto censura.
Si Ana Rosa Quintana no se censura y lo advierte, si José María Aznar dice como Felipe González lo que piensan aunque estén en todos estos casos en línea enfrentada con la suavidad y la concordia básica… ¿por qué nos tenemos que frenar nosotros que somos un mosquito en el aire que nos envuelve?