Hay tanto de lo que escribir que no me apetece escribir de nada. Hablar de algo supone callar mil cosas más, y estamos en tiempos en los que todo el mundo hablamos de todo como si fuéramos catedráticos sin sueldo, y así nos va, siempre hay alguien que se afianza sobre lo que opinas y se convierte en crecepelo mágico viralizando todo.
Ayer tuve que mediar con un problema creado precisamente por vecinos que en Redes hablaban muy mal de unos servicios médicos llevando hacia sus quejas lo que no era verdad. Y cuando planteamos la opción de facilitar de verdad la denuncia, con nombres y apellidos, nadie dió un simple paso ni de amago. El silencio vino y se quedó.
Cuando quieres facilitar que la mierda que se dice en Redes se pueda materializar con nombres y apellidos, todos desaparecen. Es casi todo mentira, o cuando menos, verdades ampliadas para que parezcan de un tamaño que no es el real.
Es lo habitual en estos tiempos raros en donde se ha perdido la calidad y respeto a los que de verdad invierten mucho más que unos segundos de bilis delante de su teléfono, en saber cómo funciona todo.
Es posible que nadie sepa que hay en todas las ciudades personas que siendo del tejido social saben como funcionamos simplemente porque han decidido emplear sus tiempos en eso, en reunirse, en reflexionar con otros vecinos y acudir a cuantas reuniones se pueda acudir para dulcificar la vida de todos.
Se nos llama "buenismos" de forma despectiva, pero a otros les gusta jugar a las canicas o al Bingo y nadie les insulta.
Os pongo un ejemplo algo más escondido. Hay grupos de jóvenes en Zaragoza que han crecido mucho en su grado de violencia en los últimos meses. Pandillas que hay que vigilar de cerca. Y se están vigilando. Nadie sabe que la policía tiene un control efectivo sobre estos grupos pero no de la manera que desean ver los vecinos, sino "de otra manera".
Y lo lógico sería admitir que los profesionales son los policías y que ellos ya saben muy bien de qué manera hay que actuar. pero en cambio somos los vecinos desde las Redes los que damos ideas peregrinas, criticamos que no se haga esto o lo otro, sin saber por qué no se hace. Por cierto, las Redes también las leen la policía, pero no para actuar de censores, sino para conocer lo que se dice y sucede.
Hay señales de alarma social que son las que obligan a tomar unas decisiones u otras. Y mientras esas alarmas no saltan —y se sabe por parte de los profesionales en qué momento se pasa de un estado a otro— lo mejor es actuar como se está actuando, por motivos que no es bueno explicar.
Pero las Redes sirven para multiplicar la absurdo, en vez de ser una herramienta de información real y válida.
¿Comunica la policía sus modelos de actuación a quien debe saberlo? Pues sí, por ejemplo la Delegación del Gobierno y los Jefes de Policía tienen reuniones periódicas —o cuando se necesitan— con parte del tejido social, para informar de lo que se hace. Y la responsabilidad de todos nosotros es atender a sus indicaciones y explicaciones, para no facilitar el trabajo de "los tontos malos". Y reflexionar de forma conjunta sobre los problemas advertidos, las realidades de la calle desde todos los puntos de vista.
No funcionamos tan mal como se dice en las Redes, pero se debería funcionar mucho mejor, si todos nosotros, cada uno desde la responsabilidad que tiene, estuviera atento a los detalles y no a los ruidos.