El 9 de mayo de 2021 entrábamos en el Primer Día tras el Estado de Alarma en España, una situación curiosa como poco que tras seis meses de bloqueo en una serie de libertades individuales por culpa de una pandemia ha supuesto un trauma del que todavía no somos capaces de ver su alcance. Es curioso, eso sí, que desde el Gobierno no haya salido nadie a explicar los resultados de estos seis meses, o simplemente a agradecer a la sociedad su esfuerzo. Pero a todo nos vamos acostumbrando y más que tendremos que ir haciendo de cara al futuro.
Cuando en octubre de 2020 se planteó el Estado de Alarma hasta mayo de 2021 muchos pensamos que no sería hasta esa fecha sino que saldríamos antes, que era una fecha de máximos. No ha sido así e incluso dicen que el 34% de los españoles desearían ver ampliado este periodo durante más tiempo. Es cuestión de ver el vaso medio lleno o al revés.
Lo cierto es que la factura de esta decisión no la conocemos todavía, aunque intuimos que será amplia, costosa y dura. Da igual negarnos a tener que pagar por viajar por carreteras o cualquier otro invento que nos vayan explicando para ver cuál jode menos. Lo cierto es que hay que pagar y mucho por todos los ingresos que no hemos tenido en estos meses, de alguna manera habrá que resarcir toda esa economía paralizada y inevitablemente no nos va a gustar el precio de la factura.
A veces escuchamos que el dinero no existe, que son números que se pueden inventar, que lo no ingresado se ha perdido ya y que se trata de empezar desde la recuperación. Y todo eso es cierto, casi, si se quiere. Pero no todos los países de Europa lo desean, no todos están de acuerdo en imprimir billetes a mansalva, de ingresar ceros y unos en las contabilidades de los débiles. Sobre todo porque los fuertes no quieren.
Pero es que posiblemente tampoco tú quieras eso. Imagínate que imprimen un 30% más de los billetes que hay en circulación y eso se reparte a quien tiene deudas que no va a poder pagar o va a sufrir lo no escrito para pagarlas. Deudas por economía no facturada, por desempleo, por ayudas directas a sectores que han dejado de facturar pero no han dejado de tener gastos fijos. Imprimir parece sencillo y además parece que eso no nos afecta.
Pero claro, cuando tengamos un 30% más de billetes en circulación, lo que tenemos ahorrado en el banco valdrá un 30% menos. Esto ya sé que no siempre se entiende bien, lo admito. Pero esto afectará a los pequeños ahorradores pues los grandes no tienen dinero en el banco. No. Curioso.
Si sube la inflación para compensar ese 30% de billetes nuevos en circulación se verán afectadas las nuevas pensiones que se produzcan, excepto que sea una inflación de las de contar de verdad para todo.
Os pongo otro ejemplo. Se habla de poner un Salario Mínimo Europeo, que es lógico, que es lo que debería ser. Una economía europea integrada, mucho más Unida.
Y ponemos un SMI de 1.500 euros que es una cantidad lógica. Alemania ya tiene un SMI de 1.614 y Francia uno de 1.555, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos lo superan. Cuando calculen la pensión para los nuevos jubilados y analicen con arreglo a sus últimos 25 años cotizados la pensión que les debe quedar… ¿cómo afectará su baja pensión en relación a la Nueva Economía ya integrada?
Los SMI afectan y mucho a multitud de varemos económicos, muchos de ellos ni nos los imaginamos. Querer cambiar todo esto en periodos de crisis es tremendo y peligroso.
Hemos estado desde el 1 de enero del 2002 con el euro entre las manos. Pero desde el 1 de enero de 1999 se utiliza el euro para la contabilidad en los mercados financieros. Excesivos años para intentar ahora en poco tiempo y con crisis que se van sumando, el hacer cambios potentes en las economías integradoras, que son necesarias pero a su vez tienen que ser muy bien planificadas.
Volvamos a la pandemia y al momento actual de abandono del Estado de Alarma en España. Estamos en números similares en contagios a los de septiembre de 2020. Sin duda tremendamente peores que en mayo de 2020. Pero una parte importante de la sociedad se ha tomado este fin de semana como si fuera el de Año Nuevo.
El Estado de Alarma ha caído, pero el virus sigue estando entre nosotros y no lo están viendo así grandes capas jóvenes de irresponsables. Precisamente los que tendrán que pagar la factura de la crisis en los años que van a venir. Es irresponsabilidad, sin duda, pero es también falta de civismo social y de pedagogía real de las situaciones.
Por cierto, la persona que decidió en octubre que el último día del Estado de Alarma fuera la noche de un sábado… ¿entiende de psicología social? ¿no tiene asesores?