Estamos inmersos en esta pandemia del siglo XXI que esperamos sea la última, pero seguro que es la de la década, la que nos ha robado la primavera de los años 2020 y 2021.
Quedarse sin dos primaveras seguidas es un patada en los cojones. Pero no creo que estamos aprendiendo lo suficiente.
El mundo es mucho más débil de lo que nos imaginamos pero por nuestra culpa. Y en esa culpa quedan todavía muchas posibilidades de algún desastre complicado que todavía no hemos explorado.
Y eso no lo queremos saber. Ni imaginar. Y lo curioso es que como no nos lo queremos imaginar, no somos capaces de prepararnos por si acaso.
Somos capaces de provocar una Guerra Mundial que nos podría comenzar y afectar de media docena de formas brutales y todas desconocidas. La maldad humana es muy sofisticada.
Pero si ahora en una pandemia de un virus enano no somos capaces de contar los muertos o de distribuir una vacuna en fecha o de crear un antiviral que sirva, menos podemos esperar en caso de conflicto más armado todavía, con enemigos con casco.
Pero… cuidado… también la naturaleza se podría cabrear en serio. Hay decenas de posibilidades de que nos jodan los virus y lo sabemos pero nos callamos, y para las que no nos queremos preparar pues no nos vendrán a por nosotros, je je je.
Sigamos viviendo tranquilos, que nunca pasa nada. Creo yo. Nuestra capacidad de saber defendernos es muy superior a la de los bichos. Nuestro mayor enemigo es el ser humano.